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((**Es15.253**) de su ordenación sacerdotal; pertenecía al grupo de seminaristas que, durante la clausura del Seminario, había acogido el Beato en su casa para ayudarles a proseguir sus estudios. Quería muchísimo a don Bosco; por ello, sentía hervir su sangre, al verlo maltratado y vejado por monseñor Gastaldi, Chiuso y Colomiatti. En Roma, donde estuvo como profesor particular los años 1877 y 78, gracias a sus relaciones con personas distinguidas, había podido enterarse de cuanto se susurraba entre los dignatarios eclesiásticos sobre cuestiones de Turín. Así fue fraguando poco a poco la idea de escribir cuanto escribió. Desde Turín, le mandaba frecuentes noticias don Juan Bta. Anfossi, doctor en filosofía y letras, que había sido compañero suyo en el Oratorio y se mantenía encariñado con don Bosco, que ((**It15.285**)) él utilizaba para su trabajo. Así tuvo origen el primer opúsculo Strenna pel Clero. (Aguinaldo para el Clero). Durante su estancia en Roma, supo que el padre Antonio Ballerini escribía sobre las doctrinas de monseñor Gastaldi; efectivamente preparaba el Piccolo Saggio (Pequeño ensayo), que envió luego a Turín, después de la vuelta de Turchi a su propia ciudad, y de cuya publicación se ocupó el mismo Turchi, añadiendo, por su parte, el prólogo, la introducción, los apéndices y la advertencia final. Pero Turchi y Ballerini no tuvieron ningún contacto con el tipógrafo, puesto que de la impresión se ocupaban don Juan Bta. Anfossi y dos obreros fieles, antiguos alumnos del Oratorio: ellos corrían con el contrato y con los gastos. De la venta se sacó para pagar al editor y entregar una discreta cantidad al asilo de la ciudad. Se procedió con tanta reserva que ni siquiera el tipógrafo pudo adivinar jamás quiénes fuesen los autores. Don Juan Bta. Anfossi redactó por su cuenta el librito titulado La cuestión rosminiana, a la que don Juan Turchi añadió notas a pie de página 1. Respecto al opúsculo El Arzobispo de Turín, don Bosco y don Oddenino, escribe Turchi: <>. Parecerá extraño que don Juan Turchi esperara hasta 1895 para hablar. Si el proceso criminal hubiese llegado a los extremos, él hubiera cumplido, indudablemente, con su deber de descubrir la verdad; <(**Es15.253**))
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