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((**Es15.248**) la misma petición. Con todo, yo quiero guardar todavía riguroso silencio, conforme escribí a Vuestra Eminencia>>. Por todos estos motivos, el 29 de julio, abrió también su alma a don Francisco Dalmazzo en los términos siguientes: <> 1. El pobre don Juan Bonetti no podía tragar su píldora. A las primeras noticias, desahogó los sentimientos de su alma en una larguísima carta para enviársela al Papa, pero, cuando la pasaba a limpio, supo con certeza que en la Concordia se encerraba la voluntad del Papa. Entonces archivó su escrito, que, sin embargo, no ha perdido ((**It15.279**)) su valor y muestra claramente las tribulaciones que debieron pasar don Bosco y los suyos. Lamentóse, además, con don Pablo Albera de la tranquilidad con que don Bosco había aceptado y cumplido la decisión pontificia; más aún, le manifestó su idea de salir ad tempus de la Congregación para ser libre y defenderle a él y a sí mismo. El teólogo Margotti tenía grandes deseos de empuñar la pluma y servirse de su propio periódico. La comparación de las dos actitudes nos sirve para valorar mejor la virtud heroica de don Bosco, de quien atestiguó don Pablo Albera: <> 2. Don Juan Bonetti, para procurar a su espíritu una distracción que lo confortara, durante los meses de su mayor agitación, se dedicó a escribir una Vida popular de Santa Teresa, que apareció en la segunda mitad de agosto. El trabajo, a pesar de las dificultades que encerraba, está bastante bien llevado. Envió dos ejemplares al cardenal Nina, rogándole presentara uno al Padre Santo. En su carta le decía 3: <>. Y después proseguía por su cuenta: <>. 2 Summarium del Processiculum, pág. 125. 3 Turín, 27 de agosto de 1882. (**Es15.248**))
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