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((**Es15.214**) Día 19: <>. Lo encontró todo en regla y respondió satisfactoriamente a las dudas y preguntas que le hice, referentes a cuanto hay que hacer todavía para tal proceso. Yo quedé satisfecho de él, sobre todo porque me dijo ((**It15.237**)) que recurriese a él por escrito, si en el desarrollo del proceso necesitara algún consejo o alguna palabra segura al dictar sentencia. Además, en el caso de que don Bosco apelase contra la sentencia, él tomaría la defensa; y su nombre es respetado y tiene autoridad ante la Sagrada Congregación de Obispos y Regulares, en la que es juez relator en materia de lo criminal el abogado Carcani, quien me lo propuso. >>Así que me ha preparado bajo todo aspecto, porque también aquí los Salesianos están imprimiendo la posición de la causa 1, donde no quieren arreglos de ninguna clase y fiat así, es mejor así (...). El haber hablado a los personajes, que he nombrado en ésta y en mi otra carta a V. E. y oído su parecer; el haber dividido la cuestión en tres partes (a saber: cuestión Bonetti en el Concilio, cuestión de interpelaciones básicas a los Obispos y Regulares y cuestión del proceso criminal) le hizo decir (al abogado Menghini) que así iba bien, que todo estaba seguro: divide et impera>>. La gran preocupación de Colomiatti, a su vuelta a Turín, fue la de hacerse con las pruebas de culpabilidad de don Bosco. Habiendo resultado vanas las torturas morales, a las que fueron sometidos algunos sacerdotes, entre los cuales estaban don Vicente Minella y el canónigo Mateo Sona, para que depusieran contra los Salesianos, la Curia sobornó a un Inspector de la Jefatura de Policía de Turín 2, quien, por sí mismo y sin saberlo el Jefe, se dedicó a indagar activamente. No se ahorraron medios policiales, hasta que las sospechas cayeron sobre un oficial tipógrafo que había sido alumno del Oratorio. Satélites desconocidos llegaron a su casa varias veces, cuando él estaba ausente y atormentaron a su mujer con preguntas capciosas: quiénes frecuentaban su casa, con quién alternaba su marido, si tenía relaciones con curas y quiénes eran. Hasta la amenazaron con secuestrar al marido, si no descubría todo lo que ((**It15.238**)) sabía. Y, como no lograban sacar nada en limpio, de aquí que, el 23 de octubre, el Inspector de la 1 La de la suspensión de don Juan Bonetti (ver cap. precedente). 2 Inspectores de seguridad Pública se llamaban entonces los Delegados de hoy. (**Es15.214**))
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