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((**Es15.209**) La Nubecilla del Carmelo 1 y, en otra, en la página 94, decía que la diócesis de Turín estaba escandalizada, porque sabe que un fundador y superior de una Congregación religiosa, aprobada por Pío IX, está siendo perseguido cruelmente>>. En la Advertencia, que precedía a la tercera parte, refiriéndose a palabras de monseñor Gastaldi, que afirmaba haber reconocido en Rosmini un sacerdote piadoso y santo, el autor, aludiendo al elogio de don Bosco que aparecía en el volumen anterior, subrayaba: <((**It15.231**)) este eximio sacerdote es verdaderamente tal, hoy no podríamos darle crédito, porque, con el correr de los tiempos, Gastaldi mudó de pensamiento y ahora le tilda de ignorante, soberbio y cosas peores>>. También se mencionaba a don Bosco varias veces en el primer opúsculo, como dijimos en otro volumen; en el segundo habla el título por sí mismo. Necesitábamos poner de relieve el continuo llamar la atención sobre don Bosco, porque esto sirve para explicar mejor los hechos que siguieron. Es bueno que hagamos otra observación. Monseñor Gastaldi tildó siempre a estos opúsculos de escritos difamatorios, pero el censor de la Sagrada Congregación de Ritos, delegado para el examen de los escritos referentes a la controversia entre el Arzobispo y el Siervo de Dios, aseveró que no sería tampoco justo calificarlos sin más de tales 2. Y ahora veamos las cruces que le tocó arrastrar a don Bosco, por causa de estas malhadadas publicaciones. En la Curia, como era natural, se afanaban por descubrir la fragua de donde salían tan encendidos escritos, porque, a simple vista, no parecían obra de uno solo, si bien podía decirse que era uno solo el que inspiraba toda la obra y que se firmaba El Capellán. Las pesquisas se orientaron hacia el Oratorio y las hicieron converger sobre don Juan Bonetti y don Bosco. íQué de artificios se emplearon para arrancarles una línea o una palabra que los comprometiera! Por esto precisamente, se exigía a don Bosco que pidiese perdón por el segundo opúsculo, desdiciéndose; si él, pro bono pacis, hubiese accedido, habría dado pretexto a la acusación de ser reo confeso de uno y sospechoso de corresponsabilidad en los otros. Pero su prudencia no le permitió jamás someterse a tal imposición. Después Colomiatti, que 1 Véase Mem. Biog., vol. XI, pág. 381. 2 Positio super rev. script., ., año 1906, pág. 17. (**Es15.209**))
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