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((**Es15.177**) que la de interesarlo sobre el estado del litigio en el sentido que acabamos de decir. En efecto, le manifestó el vivo deseo de que ((**It15.193**)) se arreglase la cuestión buena y llanamente entre ambas partes, sin continuar el proceso, declarando que, si don Juan Bonetti estuviere dispuesto a pedir perdón al Arzobispo, así se podría llegar a un acuerdo que fuera de recíproca satisfacción. El Cardenal encotraba más prudente que, estando ya la Congregación en autos del asunto, las partes se sometieran al laudo que ella dictaminara. Sin embargo, el Canónigo insistió, rogando a Su Eminencia que mediara con don Bosco para tal fin. El Cardenal, después de madura reflexión, no creyó oportuno rechazar el ruego que le hacían; por tanto, escribió a don Bosco, remitiéndose a su prudencia y caridad y asegurándole que el señor Colomiatti se mostraba bien dispuesto y no rehusaría aceptar una vía de conciliación 1. Así, el cardenal Nina escribió enseguida a don Bosco, exponiéndole su modo de ver y enviándole una carta por medio del mismo Canónigo; pero éste no pudo entregársela personalmente, porque el Beato, como ya sabemos, se encontraba entonces en Francia, a donde se la remitieron. La límpida respuesta del Siervo de Dios pone la cuestión en sus puntos justos y precisos. Eminencia Reverendísima: La respetabilísima carta que Su Eminencia se ha dignado escribirme, referente a la controversia de don Juan Bonetti, dio una vuelta muy grande y llegó a mis manos en Roquefort, cerca de Tolón. Deseo vivamente que todo se arregle amigablemente. Hace casi un año que el Arzobispo me mandó llamar y nos pusimos de acuerdo en que levantaba la suspensión a don Juan Bonetti y yo, para quedar en paz, hice de modo que este sacerdote no fuera a la ciudad de Chieri a ejercer el sagrado ministerio. Se lo comuniqué al mismo don Juan Bonetti, que quedó muy satisfecho, ya que es un sacerdote de conducta ejemplar y muy trabajador. Pero, el día siguiente a nuestra entrevista, recibí muy temprano una carta del señor Arzobispo, en la que se retractaba de lo dicho y de toda suerte de arreglo, volviendo las cosas a la primera situación. ((**It15.194**)) En el caso presente, después del arreglo propuesto, se pone una condición inadmisible. Si don Bosco, dice el teólogo Colomiatti, no acepta un arreglo, el Arzobispo le incoará un proceso, como autor de los libelos infamatorios que se publicaron contra el Arzobispo. De modo que, si yo acepto el arreglo propuesto, me declaro culpable de los libelos infamatorios, lo cual siempre yo lo he detestado. Y, si después se quisiera terminar la cuestión fuera de los tribunales, no veo un camino más fácil que volver a cuanto ya se había establecido, esto es, levantar la suspensión a don Juan Bonetti, y asunto terminado. 1 Véase Apénd. Doc. Núm: 15. (**Es15.177**))
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