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((**Es15.139**) -Sagrado Corazón de Jesús, sed para todos los fieles fuente de gracias y bendiciones. Bendecid a todos los que se afanan por vuestra Iglesia en las distintas partes del mundo, pero descienda abundantemente una bendición especial vuestra sobre todos los Cooperadores y Cooperadoras de San Francisco de Sales, sobre todos los donantes y, en especial, sobre los Limosneros, que trabajan por aumentar vuestro honor y vuestra gloria. Sí, continuó el Padre Santo, bendecidlos a todos: bendecid su labor, sus familias, sus intereses y haced que sean felices en la tierra y bienaventurados en el cielo. Ante estas palabras del Vicario de Jesucristo, no me atreví a expresar más pensamiento que el de la gratitud, asegurándole que los Cooperadores Salesianos continuarían trabajando con todo celo por la gloria de Dios y de la Santa Madre Iglesia. Y, puesto que las obras encomendadas a la piedad de nuestros Cooperadores van dirigidas a la ayuda de los más necesitados de la sociedad y al sostenimiento de nuestra Santísima Religión, creo que la limosna necesaria para ganar el Jubileo concedido por el Padre Santo, del 19 de marzo al 1.° de noviembre del año en curso, puede entregarse en favor de las mismas. Finalmente, os aseguro, Beneméritos Cooperadores y Cooperadoras, que todos los muchachos favorecidos por vosotros elevarán cada día conmigo sus oraciones de costumbre, pidiendo al Cielo por vuestro bienestar espiritual y material. El Jubileo, a que se refiere don Bosco, había sido anunciado por León XIII en la recepción del 20 de febrero al Sacro Colegio, que acudía a cumplimentarlo por el tercer aniversario de su exaltación. Como respuesta a los homenajes y augurios de los Cardenales, después de deplorar las ofensas infligidas en casi todo el mundo a la Iglesia y las tristes condiciones a que había sido reducida la Santa Sede, terminó diciendo: <((**It15.151**)) y las obras santas, se apiade más pronto el Señor y prepare a la Iglesia tiempos mejores. Este Jubileo si bien, por una parte, es indicio de las gravísimas circunstancias en que se encuentra la Iglesia, por otra, es motivo de esperanza y aliento, pues abre, con generosa abundancia, en beneficio de la catolicidad, los preciosos tesoros de los que, por divina bondad, es tan rica la Esposa de Jesucristo>>. Mientras don Bosco esperaba su turno para la audiencia, entre prelados y señoras, se desarrolló uno de aquellos episodios que, con tanta habilidad, sabía él provocar y llevar hasta el final. Entró en la (**Es15.139**))
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