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((**Es14.95**) exclamación: íCuántas gotas de agua y cuántos rayos de sol ha tenido que prodigar la Providencia de Dios al tronco, para proporcionarle sabiamente el calor del día y el frescor de la noche!>>. Sigue después con la historia del asilo y las escuelas profesionales cristianas, que transformaron el Oratorio de una <>. El paso a la segunda parte está encabezado por una reseña sobre los principios de la Congregación, que, después de extenderse ampliamente por Italia y avanzar hasta la lejana América, atravesó también los Alpes occidentales para establecerse en Francia. En esta segunda parte, el escritor, después de poner en evidencia la necesidad de atender cristianamente en Francia a la juventud obrera, abriendo escuelas profesionales cristianas, y después de exponer ((**It14.102**)) los muchos intentos ya hechos en Marsella, pero con resultados insuficientes por causa de los métodos introducidos, saluda la llegada de los hijos de don Bosco, que crearán allí los talleres cristianos, como dan prueba de saberlo hacer en Niza, con las escuelas de artes y oficios, y como se disponen a hacerlo en las cercanías de la Crau d'HyŠres, con las escuelas agrícolas. Cita aquí una reciente recomendación de León XIII alentando a iniciativas de esta clase 1. Termina el autor invitando a todos los verdaderos católicos a hacerse Cooperadores salesianos y formulando este voto: <<íOjalá puedan todas nuestras ciudades de Francia apoyar con abundantes limosnas la formación de estos talleres cristianos. Los Oratorios de San León, de San Pedro y de San Isidro, nos darán pronto, sin duda, el consolador espectáculo de las maravillas, que se realizan continuamente en el Oratorio de San Francisco de Sales en Turín. Favorecer las obras de don Bosco es actuar como buen católico y es, por consiguiente, saber comprender y tutelar los intereses de la patria. Nuestra tierra de Francia, donde todas las obras inspiradas por la caridad católica tienen la seguridad de encontrar protectores generosos, no se mostrará, así lo esperamos, menos propicia que el suelo de Italia con las instituciones de don Bosco. Dichosos los que contemplarán el granito de mostaza transformado en un hermoso árbol; pero más felices todavía los que puedan decir de sí mismos que han contribuido con abundantes limosnas a su desarrollo y consolidación>> 2. 1 Encíclica Quod apostolici muneris, 28 de diciembre de 1878. 2 Son cincuenta páginas, en dieciseisavo y muy buen papel, que se leen aún ahora con verdadero deleite.(**Es14.95**))
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