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((**Es14.92**)((**It14.98**)) CAPITULO V VIAJE DE REGRESO AL ORATORIO NO se comprendería fácilmente cómo podía don Bosco pasar tranquilo meses y meses lejos del Oratorio, si no se supiese que tenía allí al providencial don Miguel Rúa, que tanto hacía y tan poco o nada aparentaba. Si, por un lado, fue don Miguel Rúa la obra maestra de don Bosco, por otro debe ser considerado como el verdadero adiutorium simile sibi (ayuda semejante a sí), que Dios le dio para que nada estorbase su libertad para desarrollar por entero su misión. No queremos repetir lo ya dicho; pero queremos reclamar la atención de los lectores sobre un punto. En la Exposición a la Santa Sede, ya mencionada, y de la que daremos cuenta, se lee una fugaz alusión a la situación económica: <>. Exacto. Había, en efecto, por ejemplo las fincas que el barón Bianco di Barbania había dejado en su testamento a don Bosco valoradas a alto precio. Pero con la gran dificultad de que todavía no se había vendido nada, ni se hallaba la manera de vender en condiciones satisfactorias; y, en tanto, los apuros se agravaban cada día más. Don Miguel Rúa no ocultaba a las personas de su mayor intimidad que la Congregación nunca se había encontrado en tan crítica situación. La rifa producía cada día sus buenos frutos, y don Bosco había determinado no cerrarla hasta que no hubiera producido cien mil liras; mas estas cantidades diarias ((**It14.99**)) sólo bastaban para tapar momentáneamente alguno de los muchos agujeros. En momentos tan difíciles, sin un hombre de la calma, habilidad y competencia de don Miguel Rúa, el malestar económico habría producido juntamente con la pérdida del crédito en los ambientes externos, el malestar moral en el interior del Instituto y las consabidas consecuencias, que son el desconcierto y la ruina. Por el contrario, el pensamiento de todos descansaba sereno en don Bosco, ausente en tierras lejanas, sin que, ni los más íntimos conocedores de los secretos de familia, advirtieran cuánta parte del mérito de tan apacible vivir correspondía a don Miguel Rúa. Pues, a la par que su(**Es14.92**))
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