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((**Es14.663**) ((**It14.776**)) 42 Carta del conde Cays al comendador Dupraz Ilmo. Señor Comendador: Antes de responder a su apreciadísima del 4 de los corrientes, ha creído oportuno el reverendo don Bosco reunir el Capítulo y someter a éste la intrincada cuestión. Se presentan esencialmente dos puntos importantes: 1.° La difícil situación para los que han de responsabilizarse de una casa, con una escuela, dirigida por persona independiente de ellos. 2.° La escasez de medios económicos, que obligaría a la Casa Madre a grandes sacrificios. Con las susceptibilidades que se han despertado, el Director de la casa queda reducido a la condición de un simple testigo, que, tal vez, no podría poner el pie en las escuelas, ni acercarse a los alumnos durante el tiempo de recreo y tendría que limitarse a hablarles en la capilla, como podría hacerlo un sacerdote cualquiera invitado a predicarles, a celebrarles la santa misa, a oír sus confesiones y nada más. La apertura de un Oratorio festivo, que es lo único con lo que don Bosco deseaba comenzar, se ha hecho muy problemático, si se tiene en cuenta el último considerando 1, que dio lugar a la confirmación de la oposición gubernamental a la escuela libre, que el abate Vincent se proponía abrir. Una nueva escuela libre, situada en las mismas condiciones que la que despertó tantos celos, sería ocasión de que éstos se repitieran, y comprometería el oratorio, la enseñanza del catecismo y hasta la existencia de un futuro internado y de la casa. Es, pues, necesario tomar todas las preocupaciones para estar perfectamente provistos de los permisos y facultades que se requieren y no extender demasiado nuestra esfera de acción, limitándola, tal vez, sólo a los menesterosos y estando ojo avizor para no dar el más mínimo pretexto a las autoridades escolásticas. También conviene prever todas las dificultades para el oratorio festivo, a fin de establecer después un modus vivendi en relación con el nuevo educador, ante el público y también ante las autoridades civiles. Pasando a la segunda cuestión, es evidente que con un nuevo educador, aunque fuera de limitadas pretensiones, el gasto anual no bajaría nunca de las tres mil liras. Se trata, pues, de un sacrificio anual de mil quinientas a dos mil liras para la Congregación. Las previsiones sobre el apoyo de un internado son también muy problemáticas; es cierto que, estando las cosas como ahora están, no se podrá obtener fácilmente el necesario permiso, por lo menos para este año. Si este permiso hubiese de prorrogarse todavía algunos años, el sacrificio, que se impondría a la Casa Madre ((**It14.777**)) sería superior a sus fuerzas, máxime con lo mucho que le dan que pensar las otras cuatro o cinco casas de Francia, que están también endeudadas. A pesar de todas estas dificultades, el Capítulo, prestando particular atención a los grandes sacrificios que usted ha realizado, y queriendo favorecer hasta donde le es posible las piadosas intenciones de un bienhechor tan insigne, estaría dispuesto a intentar la prueba por un año, durante el cual remediaría la deficiencia de recursos económicos, añadiendo mil quinientas liras, siempre que no se pidiese más personal que el presente, a saber, el maestro director, un segundo maestro, un sacerdote y el cocinero; mientras tanto, se podrían estudiar todos los medios que para otro año 1 <>. (**Es14.663**))
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