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((**Es14.633**) otros juegos y diversiones agradables. La enseñanza elemental, el estudio de la religión y las reglas de la buena educación forman también parte de estos entretenimientos. En 1846 se comenzaron las escuelas nocturnas, que fueron visitadas por una comisión de Consejeros municipales. Quedaron muy satisfechos, presentaron un informe en pleno Consejo y decretaron un donativo de mil liras más una subvención de trescientas liras anuales para las escuelas nocturnas, subvención que perduró hasta 1877. Presentóse también otra Comisión de la Obra de la Mendicidad Instruida, que, como muestra de agradecimiento, otorgó también un premio de mil liras. Entre los muchachos que acudían a los Oratorios, se encontraban algunos tan pobres y abandonados, con quienes tal vez hubiera resultado inútil todo cuidado si no se los recogía en algún lugar, donde encontrasen vivienda, vestidos, alimento y se les enseñase algún arte u oficio. Así comenzó en 1847 el llamado Oratorio de San Francisco de Sales. En él tienen los alumnos cada tarde enseñanza elemental, clase de música vocal o instrumental, dibujo, sistema métrico, aritmética y otros estudios apropiados a sus oficios. Durante el día, aprendían los oficios de carpintero, zapatero, sastre, herrero, encuadernador, tipógrafo, cajista, fundidor de tipos de imprenta, estereotipador, calcógrafo, pintor, fotógrafo, etc. Algunos, dotados de entendimiento despierto, o pertenecientes a familias venidas a menos, solíanse destinar a los estudios técnicos, del francés y también a unos cursos de estudios clásicos. De este modo se proporcionaban alumnos cajistas para la tipografía de la casa, asistentes para el asilo, mientras que no pocos seguían la carrera militar o los estudios literarios, según lo que les parecía que podía ayudarles en el más breve lapso de tiempo a ganarse honradamente la vida. De esta manera, se pudieron secundar las inclinaciones de nuestros muchachos y organizar un sistema educativo conveniente a un Instituto, que en poco tiempo llegó a tener hasta novecientos jovencitos, que son precisamente los que al presente figuran como alumnos de nuestro Centro. Hasta ahora, el Oratorio de San Francisco de Sales fue considerado como casa de caridad para niños pobres y abandonados. La autoridad escolar lo ayudaba moral y materialmente. ((**It14.741**)) El Senado del Reino y el Ministro de Gobernación La nueva forma de recoger y educar a los hijos de la porción social más necesitada, y, podemos afirmar la más en peligro, atraía gente de diversas partes. El caballero Bellono, alcalde de Turín, el Gobernador, algunos Diputados y Senadores venían con gusto a visitarnos y pasaban horas enteras en los talleres, en las clases, e, incluso, en los patios de recreo con los muchachos. Vino un día el conde Sclopis, con el marqués Ignacio Pallavicini y el conde Luis Collegno, todos ellos Senadores del Reino. Visitaron la casa, las escuelas, el patio de recreo y presenciaron las reuniones festivas. Admiraron especialmente la solicitud con que se buscaba colocación en el taller de un buen patrono a todos los jovencitos que no tenían trabajo y habían llegado a la edad para emplearse en algún oficio. Al despedirse, dijeron que referirían todo al Senado para que recomendara encarecidamente aquel instituto al Gobierno y lograran que ayudase una obra, cuya finalidad, decían ellos, pretende disminuir el número de díscolos y de los que van a poblar las cárceles. (**Es14.633**))
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