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((**Es14.599**) necesarias averiguaciones, me enteré de que, desde la dirección 3.¦ y 4.¦ de escuelas medias, se había escrito con fecha 4 de febrero a la Delegación provincial de Turín, reclamando la atención sobre el cumplimiento de la ley, con respecto a los informes recibidos a cargo de los cursos de bachillerato del Oratorio de San Francisco de Sales, mas sin provocar ninguna insistente medida. Supe también que la gestión no es, en absoluto, de la iniciativa del Ministerio, sino de las autoridades locales, a saber, de la Delegación Provincial, que directamente reclama medidas ministeriales. La persona entendida en la plaza Minerva, en escala subordinada, es precisamente el ceñudo comendador Barberis. Si V. S. cree o desea que yo pueda presentarme en su nombre al mismo, no pondré la menor dificultad. Pero, considerada la severidad de este hombre, contra quien se estrellaría mi nulidad, no para zafarme de prestar este servicio a V. R., sino únicamente por miedo a que no sirva más que para daño, me permitiría creer mucho más oportuno que V. R. fuera directamente a presentar sus respetos a este su condiscípulo, pidiéndole que le fije un momento de audiencia. Después de ver los aires que soplan por la plaza Minerva, dado caso que después usted necesitara alguna operación en el palacio Braschi, yo podría contar con alguna aldaba para el actual Presidente de Ministros Depretis, a saber, el comendador Celesia de Vegliasco, primo de Tomás Celesia, consejero de Estado, con quien estoy en óptimas relaciones. Esta misma tarde empezaré a preparar lo que le prometí; envíeme, con una oracioncita, su segura inspiración, que tanta falta me hace. ((**It14.702**)) No me olvide ante el obstinado reverendo Mazza de San Venancio y cuente conmigo para todo y cualquier servicio, para el que me crea capacitado. Roma, a 10 de marzo de 1879 (Hotel Senado) Su atto. y s. s. FERNANDO FIORE 9 Dos informes para el cardenal Nina A Esfuerzos contra las tramas de los protestantes Eminencia Rvma.: Tan pronto como en 1848 se concedió libertad legal a los protestantes para propagar sus errores, hubo una verdadera invasión de emisarios evangélicos en las principales ciudades y pueblos de Italia; ellos, a base de regalar biblias falsificadas, libros malos, dar conferencias, abrir escuelas gratuitas y hospicios de beneficencia, intentaron por todos los medios arrancar del corazón de los católicos la fe de Cristo. Muchos se opusieron a la herejía invasora y la naciente Congregación Salesiana, siguiendo los deseos del Sumo Pontífice Pío IX, se dedicó en seguida a la difusión de libros buenos y de catecismos, a la predicación, a los Oratorios festivos y centros de caridad, para (**Es14.599**))
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