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((**Es14.575**) Otra predicción, igualmente fúnebre, pero expresada en términos que, a primera vista, ocultaban la verdad, es la que hizo a la baronesa Jocteau. Esta señora que había internado a uno de sus hijos en el colegio de Valsálice, siendo director don Juan Bautista Francesia, llevó al Beato, a otro más pequeño para que lo bendijera. El pobrecito estaba enfermucho y tullido en lastimoso estado. La madre suplicaba de rodillas al Siervo de Dios, el cual, cosa insólita en él, lo levantó, lo sentó sobre sus rodillas y le dijo amablemente: -íSí, sí, le bendigo con mucho gusto! Pero antes dirigió al niño unas palabras sobre la vida eterna y el paraíso, y añadió cariñosamente: -El año tal, tal día y a tal hora, estarás mejor. Y finalmente lo bendijo. La madre salió llorando de alegría; pero aquel día y a aquella hora precisa su hijo murió. La Baronesa, desilusionada en sus esperanzas, se enfadó tanto que, por un largo período de tiempo no quiso ir a visitar a don Bosco. Más tarde, el canónigo Anfossi, que solía contar el hecho, pudo arreglar un poco sus ideas. Habiéndose desahogado ella con él, trató de explicarla de buenas maneras que, para don Bosco, lo mejor era el paraíso y le hizo ver que su hijito, merced a la oraciones de don Bosco, estaba gozando de Dios, lo que debía servirle de gran consuelo. Entonces la Baronesa, como si se le cayera una venda de los ojos, comprendió y dio gracias al Señor. ((**It14.675**)) Y ahora una profecía de larga vida. En el monasterio de las Sacramentinas de Bassano del Grappa, murió el 20 de junio de 1931 la monja María Auxiliadora de San José, quien, aunque era de complexión débil, fue admitida al noviciado de Turín en 1880, únicamente porque don Bosco, consultado por la joven, habíale asegurado que podría aguantar la observancia monacal. El mismo don Bosco le regaló una medalla que tenía por un lado la imagen de María Auxiliadora y, por el otro, la de san José, por lo que le pareció muy extraño que las Superioras, desconocedoras de tal detalle, le asignasen precisamente aquel nombre monástico. Pero aún hay más. El Beato le había hecho también esta otra predicción: -Pasarán muchos años cuando una abadesa y algunas religiosas de la región de Venecia se fusionarán con las Sacramentinas; entonces usted será destinada allí, será elegida superiora, y aquél será el lugar de su santificación, para ir después al paraíso, a la misma edad que yo tendré cuando me muera. La religiosa, en efecto, fue enviada en 1901 a fundar el monasterio de Bassano del Grappa, en la provincia de Venecia, sin haber revelado nunca a nadie la profecía de don Bosco. Años más tarde, en 1916, fue (**Es14.575**))
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