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((**Es14.554**) a don Bosco para agradecerle el envío de las hermanas a Melazzo y le contó que sus Hijas trabajaban maravillosamente y ponderó su celo por el oratorio festivo. -Las reuniones dominicales, observóle don Bosco 1, son causa de un bien inmenso, como ya le dije otra vez. El taller y el parvulario acarrean grandes bienes, pero limitados; en cambio las reuniones dominicales tienen una influencia mucho mayor e impiden mucho mal, porque apartan a las mozuelas de las ocasiones y halagos de los jóvenes disolutos, que especialmente en los días festivos tienen oportunidad de galantearlas y corromperlas. Mire, aquí el domingo, hace pocos años, era un espectáculo horrible; mozas y mozos se amontonaban alrededor de los organillos y escandalizaban con toda clase de obscenidades en actos y en palabras. Se comenzó por llevar a otro lado a los jóvenes, atrayéndolos y entreteniéndolos en el Oratorio;((**It14.650**)) vinieron después las chicas; y ahora llenan de bote en bote la iglesia, se apiñan a la puerta y están a veces horas y horas aguantando la lluvia con la esperanza de oír algún fragmento de la palabra de Dios. -Esto se debe, interrumpió el Marqués, a la gracia y a la ayuda de Dios de una manera visible, porque, humanamente hablando, esto no sería posible de otro modo. -Sí, a la ayuda de Dios, que no falta, cuando se trabaja de veras y con fe. Y narró el episodio de la visita de un Ministro inglés al Oratorio 2. Por último, en la segunda mitad de octubre, se abrió el colegio de Santa María, en Bronte, población importante en las faldas del Etna, y cerca de Randazzo. Se hicieron cargo de las escuelas elementales para muchachas y de la dirección del hospital. Causa admiración ver a las Hijas de María Auxiliadora, nacidas y criadas en un ambiente reducido y acostumbradas a una vida casera, emprender el vuelo hasta países lejanos con otra lengua, y, sobre todo, entonces, cuando los viajes largos no se hacían con la frecuencia y la comodidad de nuestros tiempos. Tan poderoso era el ascendiente de don Bosco en sus almas, que las empujaba a cualquier sacrificio para ir a hacer el bien. Sin embargo, don Bosco no las arriesgaba a ir solas por el mundo; y así hizo que don Juan Cagliero las acompañara hasta Bronte y que, pasando por Roma, Mesina y Catania, las condujo hasta su residencia. Llegaron el día 22, después de ocho días de viaje. Los vecinos 1 Relación manuscrita del Marqués, 24 de abril de 1891. 2 Véase vol. XIII, pág. 779, nota. (**Es14.554**))
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