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((**Es14.52**) Sin embargo, repetía a los suyos que no se cansaran demasiado. Seguía teniendo enfermos los ojos y casi inutilizado el derecho. -Es verdad, observaba, veo menos con un solo ojo que con los dos. A pesar de todo, espero que el Señor me conservará el que me queda, porque, de otro modo, no podría trabajar. El Señor sabrá arreglar de alguna manera las cosas. En las reuniones, en las que se ventilaban propuestas ya examinadas por él y cuyos detalles había ponderado por todos los costados, ícuánto debía costarle estar oyendo observaciones improvisadas, objeciones superficiales, oposiciones nada razonables íCuán duro tenía que resultarle tener en la mente un plan preciso y seguro, ver claramente la posibilidad de llevarlo a cabo y no poder, por buenas razones, manifestarlo sino a medias, y oír argumentos para demostrar que aquello era hacer castillos en el aire e inasequibles! Pero, en estos casos, su método era exponer con sencillez sus puntos de vista, y después, sin entrar en discusiones, someterse en el acto tranquilamente al voto de los otros, aun cuando fuera contrario a su deseo; pero después, al correr el tiempo, llevaba los hilos de tal forma que había que proclamar como posible lo que había parecido imposible, y todo ello siempre a su favor, sin el menor aire de triunfo. En Alassio no pudo esta vez, por sus muchas ocupaciones, entretenerse apenas con los alumnos del colegio, a excepción de las confesiones durante la misa de comunidad. Sin embargo, cuando salía de la iglesia después de las ocho de la mañana, tardaba más de veinte minutos en atravesar el patio, porque los muchachos, en cuanto le veían asomar, corrían a su alrededor y él siempre los entretenía con alguna broma o diciéndoles una buena palabra; tenía siempre preparadas preguntas y respuestas para cualquier caso. Lo mismo hacía con sus profesores y asistentes. Diversas personas de autoridad se le presentaron para ofrecerle colegios y casas. Su porte, su calma y bondadosa sencillez, la profundidad de sus puntos de vista, la sabiduría de sus sugerencias, ((**It14.52**)) la afabilidad de su trato y su afectuosa sonrisa los dejaba encantados. Una comisión del ayuntamiento de Porto Maurizio fue a rogarle que aceptara la dirección de las escuelas de la ciudad y abriera allí un colegio, cuya construcción correría a cargo de la población; aquellos señores, aunque vieron defraudadas sus esperanzas, marcharon considerándose afortunados por la conversación, que habían tenido con el Siervo de Dios. En Alassio habló dos veces en público, la primera a los alumnos, la segunda a los cooperadores. A los muchachos les dio las <>, después de las oraciones de la noche del sábado, (**Es14.52**))
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