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((**Es14.512**) pero don Bosco lo sentía, pues hubiera preferido que los buenos hubiesen encontrado la manera de permanecer en su puesto para impedir que los ocuparan individuos enemigos de la Iglesia. Para salir del aprieto sin aires de rendición, Freycinet entabló negociaciones secretas con la autoridad eclesiástica. Habíase concertado ya un modus agendi, cuando la prensa radical, que sospechó la intriga, acometió con furor al Presidente de Ministros, calificándole de cobarde y traidor y azuzando al populacho contra el Gobierno. La agitación creció hasta tal punto que provocó la caída del Ministerio. El nuevo Gabinete, reconstruido bajo la presidencia de Julio Ferry, lanzó la fuerza pública al asalto y asedio de los conventos. ((**It14.601**)) La empresa, comenzada el 16 de octubre con la expulsión de los Carmelitas, siguió contra todas las Congregaciones de varones hasta el 8 de noviembre, víspera de la reapertura de las Cámaras. Interesaba, sobre todo, asegurar la casa de Marsella, cuya suerte influiría en las demás. Su posición legal ante el Gobierno se apoyaba en la declaración hecha, tres años antes por el párroco de San José, de que el oratorio de San León era la escolanía parroquial abierta por él, que poseía los títulos académicos requeridos al efecto. Se había convenido, además, que el abate Mendre, vicepárroco, poseedor de los mismos títulos, figurase como director con ocho o diez maestros franceses que dependían de él. Don José Bologna y los demás Salesianos, cuya condición de extranjeros no les permitía habitar en la casa, pero que seguían de hecho en ella cumpliendo su papel, se sustraerían eventualmente a las pesquisas, hasta pasado el huracán. Para parar mejor el golpe y salvando las apariencias legales, don Bosco entregó al cura párroco el esquema de una declaración para enviarla al Inspector Académico, o como nosotros diríamos, Inspector de Enseñanza. Señor Inspector Académico: He recibido su carta fechada... y movido por el deseo de rendir el debido respeto a V. S. y la atención que todo ciudadano debe a la autoridad, creo oportuno presentar algunas aclaraciones que consideramos necesarias, a fin de que V. S. pueda formarse un justo concepto del centro llamado Oratorio de San León, calle Beaujour, 9, a donde van a escuela los niños de la Escolanía de mi parroquia de San José. Este centro tiene, por fin, recoger muchachos pobres y abandonados, darles pan y educación y apartarlos de este modo de la inminente ruina y, mediante un oficio, ponerlos en condición de ganarse a su tiempo el necesario sustento. Con este fin, aprenden los oficios de sastre, zapatero, carpintero, herrero, albañil, labrador, jardinero y otros por el estilo. Bastantes de estos pobrecitos son arrancados cada año, podemos decir, de las puertas de las cárceles y convertidos en jóvenes honrados para la sociedad civil. Algunos de estos muchachos, y otros que vienen como ((**It14.602**)) externos, componen la (**Es14.512**))
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