Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es14.490**) del mundo católico, sin olvidar la catedral de Milán. Ya sé que este exclusivismo fue consecuencia de la historia, pero ésta es una ocasión para hacerla desaparecer>>. De todos modos el proyecto de Béthune fue atentamente examinado. El Cardenal Vicario contestó: <((**It14.574**)) levantar una iglesia de estilo absolutamente gótico, sería muy oportuno el proyecto presentado; sin embargo, aquí en Roma, para edificios de esta clase, encuentra mayor aceptación el estilo clásico. Además, efectuándose aquí las obras con las medidas y formas prescritas, la ofrenda de cien mil francos, aunque muy considerable, no sería suficiente, según los cálculos hechos para lograr el fin>>. A su vez Vespignani, insigne representante del clasicismo romano, escribía en una relación al Cardenal Vicario: <>. El padre Maresca opinaba diversamente, por lo cual aconsejó a la Baronesa que persuadiera al cardenal Dechamps para que lo tratara con el Papa. Pero Su Eminencia se desentendió, creyendo que no debía añadir nada a lo que ya había escrito a Roma. Y así, por una cuestión bizantina, se perdió la cuantiosa oferta. Nosotros estamos convencidos de que la habilidad de don Bosco habría encontrado la manera, para decirlo con una frase popular, de nadar y guardar la ropa; pero su nombre no había entrado en liza todavía en este asunto. Lo cierto es que muy pocos en el mundo poseyeron como don Bosco el arte, o mejor, el don de saber encontrar los medios necesarios para llevar a cabo tantas y tan grandes obras de bien. Así, por ejemplo, por lo que se refiere a la iniciativa romana, aunque lanzada desde un puesto tan alto y recomendada por nombres de la más rancia y venerable nobleza, después de los primeros entusiasmos, se paralizó completamente. La falta de dinero obligó a suspender los trabajos, cuando la construcción apenas si estaba a flor de tierra. El Papa, que ya tenía que sostener los gastos de la monumental construcción del ábside de san Juan de Letrán y del grandioso lazareto de Santa Marta, en el Vaticano, quedó afligidísimo por ello, y no podía resignarse a aquella especie de fracaso; pero la Providencia le envió a 1 Bárbaro: típico de los pueblos que abatieron el imperio romano. (N. del T.). (**Es14.490**))
<Anterior: 14. 489><Siguiente: 14. 491>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com