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((**Es14.457**) Ilustrísimo Señor: He sabido por fuente segura que, hace unos meses, el señor Arzobispo de Turín ofreció como donativo a la Congregación de los Salesianos una hermosa casa con terreno bastante amplio, que él posee junto a la nueva iglesia parroquial del Sagrado Corazón de Jesús, y eso con el intento de que los Salesianos abrieran allí dos clases gratuitas elementales para muchachos pobres, de las que hay gran necesidad en aquella parte nueva de la ciudad. A este ofrecimiento añadiría el de seis mil liras, declarándose también dispuesto a aumentar esa cantidad para facilitar la aceptación de su ofrecimiento. Ahora bien, por cuanto se me ha referido, todo esto fue recibido con mucha frialdad por dicha Congregación, de modo que el señor Arzobispo acabó suplicando por carta a V. S. Ilma. se presentase a él para ponerse de acuerdo sobre el asunto que tratamos. Pero, en lugar de ir V. S. en persona, envió a un miembro de su Congregación con el fin de saber qué quería dicho Prelado, el cual, no obstante haber declarado que esperaba una decisión de V. S. sobre el mencionado ofrecimiento, aguarda todavía una respuesta definitiva. No oculto a V. S. que esta relación me ha causado alguna sorpresa. Pues me parece que, después de las dificultades existentes entre V. S. y el señor Arzobispo, hubiera debido hacer todo lo posible para corresponder a los dichos benévolos ofrecimientos, y dar así V. S. una prueba del interés que tiene por vivir en buena armonía con el mismo Prelado. No pudiendo dudar de ello, me veo inducido a pensar que graves razones le tienen perplejo entre aceptar o no, según que la conducta seguida en el asunto de que se trata pueda parecer menos apta para quitar de en medio las discordias, tantas veces deploradas. Pero no queriendo apoyar mi juicio únicamente en lo que se me ha referido hasta ahora, ruégole me proporcione alguna aclaración a este propósito, mientras con los sentimientos de mi más distinguida estimación me confirmo, De V. S. Ilma. Roma, 23 de junio de 1880 Afmo. seguro servidor L. Card. NINA ((**It14.535**)) Don Bosco respondió al Cardenal en los términos siguientes: Eminencia Reverendísima: Como quiera que el asunto que se refiere al señor Arzobispo de Turín (carta del 23 de junio p. pdo.) fue tratado por otros en mi ausencia, he juzgado oportuno hacerlo exponer concienzudamente por quien intervino en él. Y no puedo por menos de sentir amargo pesar al ver tergiversadas las cosas de esta manera: Por este mismo estilo, se dictó la sentencia de suspensión contra don José Lazzero, director de esta Casa Madre, sin guardar ninguna forma canónica. Otro tanto ha sucedido con don Juan Bonetti, suspendido en la ciudad de Chieri hace ya más de año y medio y, a pesar del repetido requerimiento de la Sagrada Congregación del Concilio para que dé razón de su proceder, no ha querido responder jamás y sigue la (**Es14.457**))
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