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((**Es14.404**) -Para la primera crisis ministerial, le propondré como ministro de Hacienda. Estoy seguro de que, en poco tiempo, liquidaría todas las deudas del Estado. -No hay que hacer deudas, dijo el Siervo de Dios sonriendo; don Bosco tiene miedo a las deudas. Las deudas quitan el sueño. -Y, sin embargo, usted levantó la iglesia de María Auxiliadora haciendo deudas. -No es así, explicó él. Empecé a construirla con poquísimo dinero en el bolsillo y fui adelante hasta terminarla, pero sin gastar nunca más de lo que me enviaba la Providencia. Efectivamente, don Bosco construyó la iglesia, pero no procedió al decorado de la misma, que se realizó después de su muerte. Lo cual quiere decir que él creyó que no recibiría de la Providencia los medios necesarios para este fin. En cambio, no hizo lo mismo con la iglesia de San Juan Evangelista, que dejó magníficamente decorada. ((**It14.471**)) Estamos ya casi en vísperas de la partida; pero, antes de cerrar este capítulo, conviene dar un vistazo a la poca correspondencia romana que ha llegado a nuestro conocimiento. De las dos primeras cartas, por orden cronológico, bastará entresacar algunos párrafos, omitiendo cuestiones de negocios. En la del 9 de abril, dirigida al Director de Niza, don José Ronchail, repartida en seis números, recuerda en el último el hurto y una recomendación que ya le había hecho: <>. Otra carta del día 12 es para don Miguel Rúa. Empieza así: <>. Para buscar una rima burlesca con levata, don Bosco italianiza la palabra piamontesa (don José Ronchail era piamontés) cogi…, que significa coricarsi (acostarse). (**Es14.404**))
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