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((**Es14.376**) Desde el mes de enero, discutían las dos Cámaras la cuestión de la enseñanza pública, pero con el propósito, apenas encubierto, de asestar un duro golpe contra las florecientes escuelas libres, dirigidas por religiosos. En Marsella, en una reunión tenida en casa del párroco Guiol, presentes también los señores Rostand y Bergasse, se había estudiado cómo prevenir eventuales sorpresas. Don Bosco expuso su manera de ver, que aclarará a tiempo oportuno, como veremos; sin embargo, no quiso que se tomaran las cosas por la tremenda. -Suprimir las Congregaciones religiosas, dijo, es como dar palmadas para espantar a los pájaros que bajan a comer el grano, tendido en la era. Los pájaros escapan al momento, pero luego vuelven uno tras otro, de modo que, si no se está allí dando palmadas todo el día, ellos siguen comiendo siempre tranquilos. Del mismo modo, pasado el momento de la supresión, también los religiosos poco a poco vuelven a entrar y reanudan el trabajo. (**Es14.376**))
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