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((**Es14.346**) de las doce. Al día siguiente, aunque en la ciudad no se había dado como cierto que llegaría aquel día, hubo en el Oratorio tal afluencia de visitantes que le fue preciso estarse encerrado en la habitación hasta mediodía, recibiendo visitas. Bajó para comer y sólo entonces pudo ver a los muchachos en su refectorio, y entretenerse con el personal durante la comida. Después de los postres, aumentóse la alegría general con unas alegres piezas de la banda. No eran más que dieciocho los músicos; pero don Bosco se alegró, al darse cuenta en seguida de los progresos que había hecho la banda desde su última visita. Apenas salió del comedor, ya le estaba esperando la carroza del conde Celebrini para llevarlo a bendecir a la condesa, enferma hacía seis meses. Acompañado por el Director, siguió haciendo visitas. Fue, ante todo, a saludar al Obispo. Al caer de la tarde, mientras subían la cuesta de Carabacel, para ir a casa del conde de Villeneuve, se encontraron con don Juan Cagliero, que acababa de llegar de la estación. También él había hecho el viaje con don Bosco, pero se había quedado un día más en Vallecrosia con don Nicolás Cibrario. Inmediatamente se desarrolló una escena cómica que, en verdad, no sería para referida en nuestra historia; pero sirve, sin embargo, para dar idea de la familiaridad, que solía reinar entre don Bosco y sus hijos. Dada la hora que era había escasa luz; pero don José Ronchail reconoció al punto a don Juan Cagliero en aquel cura que se acercaba y le saludó diciendo: -Bon soir, mon Révérend PŠre, avez vous fait bon voyage? (Buenas noches, Reverendo Padre, >>ha tenido usted buen viaje?). -TrŠs bon, (muy bueno), contestó el otro. Entonces don Bosco preguntó en italiano al primero, quién era ((**It14.402**)) aquel sacerdote. El Director, creyendo que bromeaba, quiso completar la broma, diciéndole que era un sacerdote amigo de la casa, que solía visitar de vez en cuando a los Salesianos. -Se hospedará, pues, en el patronato, replicó don Bosco. -Sin duda, confirmó don José Ronchail. Fue cosa de un instante; y don Juan Cagliero, que había calado la intención de don José Ronchail, iba a seguir su camino, sin dar muestras de haberse dado cuenta, cuando don Bosco le dijo cortésmente: -Alors … nous revoir, dans quelques instants (Entonces, hasta volver a vernos, dentro de. un rato). Al decir esto, se separaron. A los pocos pasos, volvió a preguntar don Bosco: ->>Y quién es ese sacerdote? (**Es14.346**))
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