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((**Es14.324**) Don Bosco había solicitado y obtenido del Padre Santo una condecoración pontificia que fuera digna recompensa de los méritos del señor Rostand en la dirección de la Sociedad Beaujour. Tratábase ahora de hacerle decorosamente la presentación de la misma; para ello se encomendó el Beato al párroco Guiol: Muy querido señor Cura Párroco: El Emmo. Cardenal Nina me comunica la concesión de la encomienda de San Gregorio el Grande, que S. S. hace al benemérito señor Rostand. ((**It14.375**)) Escribo a don José Bologna, que pase a verle a usted para concertar cómo celebrar una bonita fiesta. El Breve pontificio es del todo especial, como usted comprobará por el texto que le adjunto. El mismo secretario de Estado alude a alguna concesión del Padre Santo que le comunicaré apenas sea un hecho. Deseo que lo arreglemos todo a costa de cualquier sacrificio; pero me es indispensable, sin embargo, un poco de tiempo, aunque no mucho. Dejo abierta la carta del señor Rostand; después de haberla leído para su norma, la cerrará antes de entregarla, etc. Proceda usted como mejor le parezca; me falta tiempo; pronto escribiré. Dios nos bendiga a todos y créame Turín, 29 de julio de 1879. Afmo. amigo JUAN BOSCO, Pbro. P. D. Prepare un buen artículo para el Boletín. El señor Rostand, lleno de gratitud, dio las gracias a don Bosco y las dio directamente al Papa; al mismo tiempo, completó las gestiones necesarias para la solución legal de la casa de Marsella y del pobre orfanato de Saint-Cyr. Lo que don Bosco deseaba arreglar <> era el asunto de la escolanía, por la que el abate Guiol seguía armando mucho jaleo y escribía cartas con cierta vehemencia. Aludía a ello también en la carta anterior con la frase un tanto enigmática <>, es decir hechos molestos. Hombre celoso y generoso, el abate tenía los prontos de los temperamentos impulsivos que, cuando se les mete una idea en la cabeza, no saben después en la práctica resolver las dificultades, sino que pretenden arrancarlas de cuajo, sin tener en cuenta ni las circunstancias ni las consecuencias. De momento, y gracias a la condescendencia de don Bosco, se logró llegar a un arreglo, como hemos narrado en su lugar. La víspera de la novena de Navidad envió el Beato felicitaciones (**Es14.324**))
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