Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es14.300**) añadía, importará un gasto de tres mil a tres mil quinientos francos. Pero, si usted se digna unir su nombre a nuestro monumento con un altar especial, no es nuestra intención exigir toda la cantidad necesaria. Lo que usted pueda aportar será recibido con profunda gratitud y añadirá nuevo esplendor a una iglesia levantada, merced a la caridad de los hijos predilectos de nuestro glorioso Doctor>>. Don Bosco, esperando que desde Annecy se le enviara un presupuesto calculado sobre un plano del arquitecto, no escribió más; pero no olvidó la promesa de concurrir según sus fuerzas. En efecto, el conde Cays, mientras estaba en Challonges y tenía ocasión de ir a Annecy, recibió el encargo de entregar a la persona que se ocupaba de aquello la cantidad de quinientos francos. Pero las cosas habían seguido allí su curso: el altar del Sagrado Corazón estaba terminado y la capilla en que se encontraba, muy bien decorada, corría toda ella a cargo de don Bosco, por la cantidad de cinco mil francos, de manera que la entrega, antes mencionada, se consideró como un pequeño adelanto. Quien calla otorga, habían pensado en Annecy; pero quien calla no dice nada, podía con razón responder don Bosco, que se había reservado decir la última palabra, ((**It14.347**)) cuando hubiese recibido el presupuesto. Ateniéndose a los tres mil francos, él se había ingeniado para lograrlos, parte en dinero contante y parte en materiales y esculturas que le facilitarían marmolistas de Turín, amigos suyos. Pero encontrar, sin más, cinco mil francos era algo gravoso para él, que llevaba ya entre manos la construcción de algunas iglesias suyas. También en esta ocasión salió la Providencia a su encuentro. El conde Cays, a su regreso de Challonges durante el verano, contó el caso a un antiguo amigo suyo y celoso cooperador Salesiano, el barón Feliciano Ricci des Ferres. Este se dio por muy feliz de poder aprovechar la buena ocasión de librar la conciencia de un escrúpulo. El había adquirido en Turín un inmueble, que había pertenecido a las Religiosas de la Visitación y les había sido arrebatado durante la dominación francesa 1. Es verdad que, en virtud del concordato entre Pío VII y Napoleón I, todo el que hubiese adquirido bienes de los religiosos, no tenía por qué inquietarse; pero el Barón, delicadísimo de conciencia, hubiera querido una seguridad tangible de bienestar. Por lo cual, fue a don Bosco y le manifestó la idea de hacer la propuesta siguiente: él entregaría a la Visitación de Annecy cuatro mil 1 El convento de la Visitación en la capital de Piamonte, fue fundado en 1638 por la santa Madre de Chantal, en la calle de la Consolación. La casa de que hablamos, estaba situada frente al convento, en el número 5. (**Es14.300**))
<Anterior: 14. 299><Siguiente: 14. 301>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com