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((**Es14.267**) inauguración del instituto de San José en Módena, el segundo sucesor de don Bosco envió a los Salesianos a dirigir el seminario menor de Finale, que se dedicó a María Auxiliadora. ISILI En 1879 recibió don Bosco la primera invitación de Cerdeña para una fundación. Su nombre ya era bastante conocido en la isla, especialmente por su libros, por las Lecturas Católicas y recientemente por el Boletín Salesiano. Nos lo prueba el hecho de que hubo en la población de Ales cinco estudiantes que le rogaron los inscribiera como Cooperadores salesianos, prometiendo cumplir cualquier obra espiritual que les fuera mandada, y ofreciendo enviar al fin del año su aportación, fruto de sus ahorrillos sobre los escasos medios de que disponían; pedían, además, encarecidamente, que les enviase a cada uno el órgano de la asociación 1. La idea de llamar a don Bosco ((**It14.308**)) a Cerdeña fue obra del padre jesuita Porqueddu, natural de Genoni, que propagaba con celo la devoción a María Auxiliadora y, cuando encontraba jóvenes de buena voluntad, los recomendaba a don Bosco, el cual recibió algunos de éstos, como aprendices o como hijos de María; don Francisco Atzeni entre otros. Preocupado por la creciente escasez de vocaciones eclesiásticas, estimulaba, desde hacía varios años, a los Obispos para que procurasen que don Bosco abriese uno o más colegios en la isla, ayudándole para este fin; pero los pobres Obispos, aunque llenos de buena voluntad, tenían que luchar contra tales apuros económicos que se les caía el alma a los pies ante una empresa, cuya importancia desconocían, por desgracia, hasta muchos eclesiásticos. Viendo que sus esfuerzos resultaban inútiles por este lado que, sin embargo, le parecía el más seguro, dirigióse a los seglares, persuadido de que, al correr del tiempo, irían detrás también los eclesiásticos; puesto que, entre éstos, los había animados de buenas intenciones y provistos de medios, que gastarían gustosos en una obra tan santa. Acababa de lanzar la idea, cuando encontró un señor, que prometía mucho sin desear más que conocer las exigencias de don Bosco para la fundación de un colegio, un seminario menor o un oratorio, donde se diese buena educación a los muchachos, haciéndoles aprender 1 He aquí los nombres de aquellos buenos jóvenes: Juan Bautista Tomasi, Antonio Cannas, Juan Scalas, Félix Matta y Luis Cossu. (**Es14.267**))
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