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((**Es14.246**) >>Tenía, pues, don Bosco pensado hacer este año una expedición de Misioneros al Paraguay: Ya hemos indicado que ésta era realmente su intención 1. En efecto, el 3 de enero, correspondiendo gustosamente a los apremios que le habían hecho a este propósito, en nombre de Su Santidad, se había apresurado a asegurar al cardenal Nina que en el próximo octubre estarían preparados diez, entre sacerdotes y catequistas, y otras tantas hermanas para ir al Paraguay, donde se dedicarían a toda obra de caridad en aquellas poblaciones sumamente necesitadas de auxilios espirituales. Acercándose, pues, la fecha por él fijada y renovándose las insistencias del Delegado Apostólico, la Secretaría de Estado le solicitó, en el mes de septiembre, que preparase la expedición de los diez Misioneros, los cuales tendrían que detenerse en Buenos Aires, y no emprender viaje rumbo a Paraguay, hasta tomar los oportunos acuerdos con el Representante Pontificio, monseñor Angel Di Piero, Arzobispo de Nacianzo. En cuanto a las Hermanas, se pensaba que para poderse colocar convenientemente desde su llegada, era necesario que las precedieran los misioneros; y, por tanto, se suspendiese de momento la salida. Estas eran las instrucciones enviadas desde Roma, donde se confiaba que don Bosco estaría en condiciones de cumplir las promesas de enero, que habían resultado ((**It14.283**)) del agrado del Papa 2. Pero habíanse presentado circunstancias imprevistas que cambiaban los planes del Beato, que escribía al cardenal Nina, Secretario de Estado, en estos términos: Eminencia Rvma.: Contestando a la respetabilísima carta de V. E. con fecha 10 del corriente mes, me apresuro a comunicarle lo siguiente. Como ya había tenido el honor de manifestar a V. E., estaba determinado que dos de nuestros religiosos partiesen de Buenos Aires el día primero de agosto para hacerse cargo de la Parroquia de la ciudad de Asunción en Paraguay. Pocos días antes de su salida, no sé qué autoridad les aconsejó que la difirieran, en razón de la revolución que estalló en aquella república. No sé si las nuevas peticiones del Delegado Pontificio son de fecha reciente, o anteriores al 12 de agosto; de todos modos, escribo inmediatamente al Superior de nuestros misioneros, residentes en Buenos Aires, para que me informe de la situación y, si parece conveniente, salgan inmediatamente los dos religiosos mencionados, para que vayan a su destino y preparen cuanto hace falta para los que están destinados a la próxima expedición de Europa. Pero sería indispensable poder recurrir a alguna fuente de beneficencia para preparar el equipo personal, 1 Vease Vol. XIII, pág. 665. 2 Carta de monseñor Cretoni, prosubstituto en la Secretaría de Estado, 10 de septiembre de 1879. (**Es14.246**))
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