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((**Es14.192**) Nuestra Congregación no era en 1841 más que una catequesis, un lugar de recreo festivo; en 1846 se añadió una residencia para pobres aprendices, formando un Instituto privado, a manera de una familia numerosa. Varios sacerdotes y algunos señores prestaron su ayuda, como cooperadores externos de la pía empresa. En 1852 el Arzobispo de Turín aprobó el Instituto concediendo, por iniciativa personal, todas las facultades necesarias y oportunas al reverendo Juan Bosco, constituyéndolo Superior y director de la obra de los Oratorios. Desde aquel año, hasta 1858, comenzó la vida común; escuela, educación de clérigos, algunos de los cuales, al llegar a ser sacerdotes, se quedaron en el Instituto. En 1858, Pío IX, de santa memoria, aconsejaba al reverendo Bosco que constituyera una pía Sociedad con el fin de conservar el espíritu de la obra de los Oratorios. El mismo, benévolamente trazaba las constituciones de esta Sociedad, que fueron llevadas a la práctica, mediante la vida común, a manera de Congregación eclesiástica de votos simples. Seis años después, la Santa Sede emitía un decreto expreso en el que alababa, encomendaba el Instituto y sus Constituciones, y se nombraba un Superior. En 1870 era definitivamente aprobado el Instituto con sus Constituciones y con facultad para expedir las dimisorias a los clérigos salesianos, que hubiesen entrado en las casas de la Congregación antes de los catorce años de edad. En 1874 eran definitivamente aprobadas las Constituciones y todos sus artículos, con facultad de expedir indistintamente las dimisorias ad decennium. Después, la Santa Sede enriqueció en diversos tiempos a esta pía Sociedad con los privilegios más necesarios para una Congregación Eclesiástica de votos simples. Mientras tanto, se fundaron algunas casas, a medida que la divina Providencia ofrecía la oportunidad y los medios; y, cuando aumentó notablemente el número de ellas, se dividieron en Inspectorías o Provincias. Los hermanos repartidos en las distintas casas de la Congregación dependen del Director de la respectiva comunidad; los Directores están ((**It14.218**)) sometidos a un Inspector que gobierna determinado número de casas, que forman su Inspectoría o Provincia. Los Inspectores dependen del Rector Mayor. Este, con su Capítulo Superior, administra toda la Congregación con dependencia directa y absoluta de la Santa Sede. Aunque esta Congregación tiene por fin dedicarse de una manera particular a la juventud que está en peligro, sin embargo, sus miembros se prestan de buen grado a ayudar a las parroquias y a las instituciones benéficas, con la predicación de triduos y novenas, ejercicios espirituales, misiones, dando comodidad para la celebración de la santa misa y atendiendo las confesiones de los fieles. Además, se dedican a escribir, publicar, propagar libros buenos, despachando más de un millón, al cabo de un año. La memoria concluye con una rápida noticia sobre el estado moral, donde son singularmente dignas de nota, incluso por la manera como están expresadas, dos alusiones, una sobre las relaciones con el Ordinario de Turín y la otra sobre la vieja cuestión de los privilegios. Reproducimos literalmente el pasaje. Expuesto el estado e incremento material, que la divina Bondad ha concedido a la humilde Congregación Salesiana, se presenta una breve reseña del estado moral de la misma. 1. La observancia de las Constituciones, gracias a Dios, se mantiene en todas las (**Es14.192**))
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