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((**Es14.141**) burlar la ley ni violarla; tengo firme voluntad de ajustarme a ella; sólo debo decir que en la multiplicidad de cosas, algunas veces no se puede seguir el horario y, otras, es necesario utilizar el suplente. Queriendo además don Bosco informarse mejor de su posición con relación al Consejo Escolar y al Ayuntamiento de Turín, le hizo muchas preguntas, por si acaso había algún punto negro que él ignoraba. Se le aseguró que no; antes al contrario, el asesor le dijo que en el Consejo Escolar se había hablado extensamente y se habían hecho altos elogios del instituto de don Bosco, de sus obras y de los muchachos pobres amparados por él; pero que se había afirmado que don Bosco pretendía burlar la ley y engañar a las autoridades, poniendo a dar clase a maestros no titulados (había también las escuelas elementales para alumnos externos) y haciendo pasar ((**It14.157**)) por profesores, maestros sin diploma. -Este es el único punto negro, dijo Nicomedes Bianchi. Fue el Delegado y no encontró a los profesores en su puesto. Fue por segunda vez y las cosas seguían como antes; es más, alguno de sus maestros o quizá otro que no sabemos, después de esta segunda visita dijo a alguien esta frase: -íBuena jugada le hemos hecho! íNos hemos reído de él! Y dijeron esto porque en el Oratorio habían tenido tiempo para hacer entrar en la clase, antes de que llegara el Delegado, uno o dos maestros titulados. Estas cosas llegaron a oídos del Delegado, éste las comunicó al Consejo y provocaron el acto de desconfianza, que motivó se elevara al ministerio la propuesta de dictar el decreto de cierre. Don Bosco hizo observar la ligereza, es más, la injusticia de una medida tal. íTodo porque alguien, que no se sabía quién, había dicho a algún otro, desconocido también, palabras inconvenientes contra el Delegado! Con todo, don Bosco quedó muy satisfecho de aquella entrevista, que duró largo rato. De labios afuera, observó don Bosco, Nicomedes Bianchi se mostró benévolo y me descubrió varias cosas respecto a nosotros, que importaba mucho conocer. Sin duda, es uno de los más peligrosos en el Consejo Escolar y probablemente es él quien nos ha dado el golpe de gracia; pero, a veces, el Señor habla incluso por boca de la burra de Balaán. Don Bosco dio a conocer todo esto a los Superiores principales; pero, dentro de casa, no se sabía de ello absolutamente nada. El esperaba obtener al menos la dilación de dos años, concedida por la ley; y en dos años había tiempo suficiente para muchas cosas.. Por esto se encomendó encarecidamente al teólogo Baricco, consejero municipal (**Es14.141**))
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