Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es14.108**) Uno de los primeros pensamientos de don Bosco, después de su regreso, fue para Marsella. Desde el 5 de abril encontrábase en San León don Angel Savio, ((**It14.117**)) enviado allá expresamente para dirigir los trabajos del nuevo edificio y poner en condiciones de ser habitada la casa recién comprada. Como no le bastaban para ello las aportaciones de los marselleses, pedía ayuda pecuniaria a Turín. Pues bien, tenía allí don Bosco un antiguo condiscípulo de Chieri, íntimo amigo suyo, un tal Aníbal Strambio, de Pinerolo, de quien habla en el primero de sus escritos llegado hasta nosotros 1; era entonces cónsul general de Italia en la ciudad, >>no podría darle la mano para obtener de Roma una buena ayuda? Le escribió sobre el caso, rogándole vivamente que se interesara por el asunto. Dada la naturaleza de su petición, no debe extrañar que don Bosco insista un tanto en ponderar las ventajas que la obra salesiana aportaría a los emigrantes italianos. Excelencia: Ruego a V. E. conceda benévola atención a un hecho del que ciertamente ya tiene perfecto conocimiento. En diversas ocasiones, con motivo de asuntos privados, he recorrido el litoral mediterráneo desde Ventimiglia a Marsella y he podido observar con gran pena una multitud de jovencitos, hijos de familias italianas, en doloroso abandono. Unos por haber quedado huérfanos, otros porque no les atienden sus padres, en general se entregan a la holgazanería, y, por tanto, terminan recluidos en los reformatorios, o, si vuelven a la patria, acostumbrados al mal, de ordinario son llevados a la cárcel. Con el único fin de atender en parte a estos jovencitos, he procurado poner en marcha un Patronato para niños pobres en la ciudad de Niza, una escuela agrícola en La Navarre, cerca de Fréjus, y otra en Saint-Cyr, junto a Tolón. Pero la ciudad de Marsella era digna de particular atención. Como muy bien sabe V. E., en esta ciudad y en sus alrededores hay unos ochenta mil italianos, que dejan una inmensa multitud de muchachos totalmente abandonados. A fin de proporcionar algún remedio a estos pobres jovencitos, de acuerdo con V. E. y con el apoyo de su caridad y de otros ciudadanos, se abrió un centro para aprendices en esa ciudad, en la calle Beaujour número 9. Pero, apenas abierto, quedó completamente lleno de niños pobres que, al presente, son ya unos cincuenta, mas otros tantos, que acuden a la escuela como externos. Teniendo en cuenta la creciente necesidad y la gran ayuda que se puede proporcionar a estos pobres compatriotas, se empezó la ampliación del ((**It14.118**)) actual edificio para hacerlo capaz de albergar al menos varios centenares de muchachos. Se empezaron en seguida los trabajos, que progresan a toda marcha, y cuyo importe no bajará de los cien mil francos. Hasta ahora todo se confió a la caridad de la ciudad, pero actualmente los gastos de manutención del edificio, de la alimentación y el vestido de los ya internados, y para llevar a término el edificio comenzado, faltan en absoluto los recursos necesarios. Y, por esto, para llevar adelante esta obra benéfica, me dirijo a V. E. para que se 1 LEMOYNE, M. B. I volumen, págs. 287-291; 365. (**Es14.108**))
<Anterior: 14. 107><Siguiente: 14. 109>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com