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((**Es13.90**) fase de las negociaciones para la fundación salesiana en la capital de la Provenza 1. El abogado Ernesto Michel 2 fue el primero que dio a conocer a don Bosco en Marsella con la conferencia que pronunció en 1876 sobre las obras del Beato 3 en favor de la juventud pobre y abandonada. Uno de sus oyentes, el abate Clemente Guiol, párroco de San José, que le había escuchado con muchísimo interés, se sintió movido a ponerse en relación con el Siervo de Dios para pedirle su ayuda en favor de los muchos jóvenes italianos que atestaban las calles de Marsella y vivían en el más completo abandono, por cuanto tocaba a educación cristiana. Como no conocía personalmente al abogado, recurrió a un intermediario. Era amigo íntimo suyo el canónigo Timón-David, fundador y superior de una obra juvenil, denominada Oeuvre de la Jeunesse ouvriŠre du Sacré Coeur, y confidente del piadoso y caritativo ((**It13.96**)) señor Michel. Los dos sacerdotes se entendieron inmediatamente. El canónigo, según el deseo del abate Guiol, escribió el 21 de mayo al abogado, rogándole que encomendase a don Bosco la juventud de Marsella. El abogado, que tenía motivo para creer que don Bosco iría pronto a Niza, aguardaba a hablar de esto personalmente con él. Don Bosco visitó en efecto en el mes de junio las casas de Liguria y todo hacía creer que pasaría la frontera, pero le fue imposible en aquel viaje. Avisado don José Ronchail de ello, se fue llevando consigo la carta del canónigo marsellés. A su vuelta trajo al abogado de Niza la siguiente respuesta de don Bosco para dicho canónigo. Reverendo Señor: El señor abogado de Niza, Ernesto Michel, mi buen amigo, me hizo mención en varias ocasiones de los muchos jovencitos italianos que van a Marsella con su familia o en busca de trabajo. Poco instruidos en las ciencias escolásticas y religiosas, en ayunas completamente de la lengua francesa, quedan expuestos a graves peligros morales. Al decir esto manifestaba que alguna de nuestras casas podría tal vez hacer allí algún bien. Esta es la razón principal de su propuesta. En cuanto a usted, señor Abate, le diré con toda mi alma que, si yo puedo ayudar de algún modo, o mejor, poner un granito de arena en la balanza de tantas obras de caridad como hay en Marsella, lo haré de buen grado, con tal que: 1.° Obtenga previamente el plácet del Arzobispo 4, de quien deseo depender siempre, 1 Agradecemos a nuestro hermano don Federico RiviŠre el habernos enviado copia fotográfica de los documentos de Marsella, recientemente descubiertos por casualidad. 2 Véase volumen XI, pág. 358. 3 Bulletin Salésien 1896, pág. 6. 4 En Marsella no hay Arzobispo, sino Obispo.(**Es13.90**))
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