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((**Es13.851**) Todo cuanto nos habéis escrito, sobre nuestra Misión, nos ha servido de mucho consuelo. Deducimos por cuanto nos contáis que estáis totalmente entregados a promover la gloria de Dios y procurar la salvación de las almas; por lo cual, bendecimos de corazón a Dios, para que dé vigor a vuestros esfuerzos y se colmen del fruto de vuestros afanes aquéllos de quienes hacéis referencia (en vuestra carta). No dudamos, queridos Hijos, de que la bondad de Dios seguirá dándoos ánimos, para que firmemente fieles a la Sede Apostólica, perseveréis constantes en el camino emprendido, y buscando los intereses de Jesucristo, procuréis fielmente que los hijos de la luz, se multipliquen, tanto en calidad como en número, en esas regiones. Como lo más importante para Nos es la gloria y la propagación del Reino de Cristo, nada valdrá más que veros unidos a nuestra benevolencia y que obtengáis fervorosamente de Dios la plenitud de todas las gracias, para que podáis ver constantemente válidos instrumentos de su gloria y de la salvación de las almas. Recibid, entre tanto, queridos Hijos, la bendición apostólica, que a todos y cada uno os impartimos en el Señor, de todo corazón, implorando la ayuda de lo Alto y en prenda de nuestra paterna caridad. León PP. XIII. A los queridos Hijos, el sacerdote Francisco Bodrato, Director, y a los demás Misioneros de la Congregación Salesiana. BUENOS AIRES. ((**It13.1005**)) 63 Carta de don Francisco Bodrato a don Bosco Reverendísimo Padre: El doctor Carranza es un santo varón, pero es un abogado que sabe mucho más que nosotros, y, por tanto, no se extrañe si nos tiene con las manos atadas. La casa de Artes nunca será de los Salesianos, sino de la Sociedad de San Vicente, y los Salesianos serán los servidores de los <>. Ahora el doctor Carranza es el presidente, pero él no puede vivir eternamente; >>quién vendrá después? Quizá será mejor que él; pero, >>y si fuese peor? Estos días me ha tocado hacer el contrato de la iglesia de San Carlos, como ya le he escrito; se me ofrecieron condiciones que me parecieron buenas. Me aconsejé con distintas personas y me animaron a hacer dicho contrato, diciéndome que sería como un golpe de estado para la Congregación Salesiana. Hablé de ello con el doctor Carranza: al principio se mostró frío, y me dijo que no me convenía. Pero me dijo que hiciese lo que mejor creyera. Al cabo de unos días, cuando se dio cuenta de que iba de veras lo del contrato, se me opuso con todas las fuerzas. Yo no comprendía el misterio de este cambio, y me lo explicó él mismo, porque, después de habérseme lamentado mucho de mi proceder en este contrato, dejó escapar estas precisas palabras, en presencia de don Pedro Ceccarelli: -No sé, dijo dirigiéndose a don Pedro, cómo el padre Francisco haya podido olvidar a la Sociedad de San Vicente cuando ella es la que llamó a los Salesianos y les (**Es13.851**))
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