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((**Es13.74**) que mantuviera en las escuelas municipales al salesiano y a las hermanas. Don Bosco se avino a su deseo. Tendría todavía mucho que deciros sobre las virtudes de las hermanas, sobre las mortificaciones que hacen, pero no es necesario; nos traen el recuerdo de los antiguos monjes de la Tebaida y otros desiertos. Y ahora pasemos a nosotros. Nos queda por hablar de Turín, de nuestra Casa Madre. El Oratorio marcha viento en popa. No quiero decir esto para nuestra gloria: demos de ello gracias a Dios. Este año se atendieron mucho en la sección de estudiantes las compañías de San Luis, del Santísimo Sacramento y de la Inmaculada Concepción. También es digna de mención la manera con que se celebran las sagradas funciones. El clero infantil fue numeroso y sirvió con decoro las sagradas ceremonias. Esto hizo mucho bien. Eran muchos los que venían expresamente a nuestra iglesia para verlos y quedaban edificados de su comportamiento; a los muchachos les animó también a abrazar el estado eclesiástico. Fue muy crecido este año el número de los que tomaron la sotana, aun cuando no era muy numeroso el quinto curso de bachillerato, pero se manifestaron tantas vocaciones, que ((**It13.77**)) se seleccionaron también alumnos de otros cursos y especialmente de la Obra de María Auxiliadora. Llegaron casi a ochenta. Los aprendices sufrieron este año dos grandes pérdidas; la de su director, don César Chiala, y la de su asistente principal, el clérigo Piacentino. Cesaron de vivir, pero no cesó el fruto de sus obras. Los aprendices perseveraron en el fervor que les inspiraron aquellos Superiores, y esperamos que con los nuevos catequistas y los nuevos asistentes irán de bien en mejor. Florecen entre ellos las Compañías de la Inmaculada y de San José, ademas de las conferencias particulares que se tienen con los aspirantes. Los novicios de la casa crecen en número y este año proceden en todo con mas regularidad. Ya antes estaban separados de los demás en el dormitorio, en el salón de estudio y en el patio; ahora también lo están en el comedor. Son ciento cuarenta, sin contar los dos de Niza y algunos que fueron a América. Don Julio Barberis, su maestro, me ha dicho que reciben frecuentemente los sacramentos y esta muy satisfecho de ellos, aunque se puede desear mas. El Oratorio de los externos es muy frecuentado, ordenado y numeroso. Nuestras hermanas, las Hijas de María Auxiliadora, abrieron también un Oratorio para las chicas y son tantas las que acuden que ya no hay sitio suficiente en la capilla y habra que agrandarla. Antes de que viniesen las hermanas se veían continuamente por estos prados muchísimas niñas y ahora ya no se ve ninguna. Los chicos van a un lado y ellas a otro. Nuestra Congregación progresa, pues, maravillosamente de día en día, de suerte que nos demuestra con evidencia que esta protegida por Dios. En las persecuciones y tribulaciones adquiere siempre mayor desarrollo. Aumentan los socios, tanto profesos perpetuos como trienales, y especialmente los novicios. Hay mayor regularidad espiritual y temporal. El número de jóvenes que sale de la Congregación es muy inferior al de otros años, lo mismo con relación a los novicios y profesos trienales, ya que, con respecto a los perpetuos, gracias a Dios, no ha salido todavía ninguno desde que se fundó la Congregación y esperamos que no los habra jamas. Concluyendo os diré: demos gracias a Dios y hagamos lo posible para corresponder con el fervor, con nuestra conducta, con el cumplimiento exacto de las reglas a la particular protección de María Santísima Auxiliadora con nosotros. Se puede decir que el Señor lleva en sus brazos a la Congregación y le presta todas las ayudas necesarias para que prospere.(**Es13.74**))
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