Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es13.642**) Después de haber manifestado cómo los que luchan contra Dios, andan perdidos en medio de una Babel, y haber añadido que los que le aman están, por el contrario, en Pentecostés, prosigue: <> ((**It13.756**)) En el Oratorio de los Salesianos, lo mismo que los Apóstoles en el Cenáculo, reunidos en torno a María Auxiliadora, aquellos buenos muchachos acudían de todas partes para celebrar el día onomástico de su piadoso Maestro, y leerle sus cariñosos saludos, en muchas y diversas lenguas, en italiano, francés, inglés, irlandés, escocés, alemán, polaco, español, y hasta americano con el acento de los salvajes, de los indios, pamperos y patagones; entonces yo, deshecho en lágrimas, exclamé: -íEsto es el milagro de Pentecostés! Pues bien, entonces oí a don Bosco, ese hombre providencial, que, con las manos elevadas al cielo, exclamó lo mismo que el Salvador: -íOh, qué abundante es la mies! Roguemos al Dueño que nos envíe operarios para poder dar pan de vida eterna a los hombres, nuestros hermanos, de todos los colores, a los que nuestro Padre invita al banquete de su Hijo Jesús... Y yo repetía sollozando: -íOh, Padre de la misericordia, apresuraos a hacer de todos los hombres un solo rebaño de ovejas bajo un solo y buen pastor! A las seis de la tarde del sábado 29 siguió la fiesta; entonces don Bosco pudo manifestar en el ardor del discurso sus sentimientos. Habló así: He de confesaros que en este momento tuve un sentimiento de soberbia, no ya por los títulos y alabanzas que me habéis prodigado (porque esto se hace en razón de aquella figura retórica que se llama hipérbole, y vosotros no habéis hecho más que describirme cómo deseáis que yo sea), sino por otra razón. Yo leí y escuché en estos días todas las cartas que se me enviaron y se me leyeron, y vi en todas (a parte la elocuencia de quien no podía hacerlo mejor) un buen corazón, un sentido de gratitud y de amor tan organizado, que no pude por menos de decir: -Pero íqué muchachos tan inteligentes tengo yo! íEstos muchachos se conservarán así, porque no es posible que quien tiene gratitud no tenga las demás virtudes, y que quien conoce las virtudes no las practique! Este pensamiento me suscitó aquel sentimiento de soberbia. Estuve contento. También estoy muy contento de otra cosa, y es, que este año los jóvenes en general son buenos. Debo, por tanto, agradecer a todos los que trabajan para que sean así. Debo 1 Dio ci liberi, che sapienti! Fascículo de agosto de 1878, de las Letture Cattoliche, págs. 110-111. (**Es13.642**))
<Anterior: 13. 641><Siguiente: 13. 643>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com