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((**Es13.592**) Don Bosco rindió, además, otro servicio a Monseñor, enviándole unos diplomas de profesores salesianos, a presentar al Delegado Provincial de Enseñanza, para que autorizase mantener abierto el bachillerato en aquel centro que, más que seminario, era un verdadero colegio. Cuando vio desaparecer la posibilidad de tenerlo todo en sus manos, el Siervo de Dios ordenó a don Pedro Guidazio que diera a entender al Obispo y al Rector que no pensaba dejarle allí para otro curso, ni enviar otros. Pero el Obispo, estimulado por el Papa, tenía miras muy distintas. El edificio era <>, a nuestro ingreso; pero, estaba vacío y no hubiéramos llegado nunca a llenarlo con las disposiciones entonces vigentes. Entonces Su Excelencia pidió el personal necesario para abrir un centro de enseñanza superior. Don Pedro Guidazio intentó inútilmente demostrarle que don Bosco no podría darle ese gusto; pero ni siquiera la negativa de Turín, llegada más tarde, sirvió para moderar el ardor del Obispo, ya fuera porque contaba con la imposición del Papa, ya fuera porque no tenía la menor idea de las exigencias gubernativas sobre centros de tal suerte 1. En el mes de agosto podía considerarse acabada la misión de don Pedro Guidazio; fue a Turín para hacer los ejercicios espirituales y recibió otro destino. Su estancia en Montefiascone fue útil, porque, como muy pronto se vio, sirvió para hacer abrir los ojos sobre la realidad de las cosas. ((**It13.695**)) Magliano Sabino Las circunstancias favorecieron más los deseos que don Bosco tenía de abrir un colegio en Magliano Sabino, donde se experimentaba una gran necesidad del mismo, ya que por aquellos lugares no había más que un bachillerato en Rieti. Cuando él pasó por allí, a su vuelta de Roma, a fines de enero de 1877, escribió al cardenal Bilio, obispo de Sabina, manifestándole el deseo de crear en el seminario un colegio. El Cardenal, que estaba contento de aquellos dos salesianos, por su conducta ejemplar y por la excelente instrucción que daban, no había querido negar nada a don Bosco; pero dudó un poco en conceder su aprobación, porque don Bosco pedía también la colaboración del alcalde, por tratarse de una obra que redundaría en honor de Magliano. Aquel alcalde no inspiraba confianza; además, había una circular muy reciente del honorable Coppino, ministro de Instrucción Pública, que 1 Carta; Apéndice, doc. 48, A, B. (**Es13.592**))
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