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((**Es13.562**) febrero del 1879. El portador de las cartas comunicaba a don Bosco que la Duquesa sentía muchísimo no poder colaborar a la fundación del instituto romano, por haber tomado a su cargo ingentes obligaciones para levantar y sostener, totalmente a su cargo, diversos establecimientos benéficos, entre los cuales estaban dos grandes hospitales en Génova 1. El hecho es que, cuando en marzo de 1879, fue don Bosco a Roma ya no se habló más del inmueble de las afueras de puerta Cavalleggeri, y se dirigieron los pasos a otra parte. Se quería adaptar un convento: monseñor Jacobini y el cardenal Oreglia, de acuerdo con el Padre Santo, empujaban; don Bosco acudió al Gobernador de Roma para los permisos necesarios. Acabadas todas las gestiones, los señores romanos se dieron cuenta de que no necesitaban a don Bosco y que podían hacer por sí mismos. Sin embargo, habrían deseado que él, bajo su dependencia, tomase, además de la dirección espiritual, la interna bajo su vigilancia. Don Bosco lo rechazó; de ahí el principio de la frialdad del cardenal Oreglia hacia él. De entre tantas obras emprendidas por nuestro Beato Padre, no hubo ni una sola siquiera que se debiera abandonar por falta de prudencia al tomarla. Aquella prudencia que, de acuerdo con las Constituciones que él dio a la Pía Sociedad, debe ser <> al proceder a la apertura de nuevas casas, siempre la tuvo él en cuenta en grado eminente. Lo demuestra la deliberación tomada por el Siervo de Dios en diciembre de 1878 al ((**It13.659**)) enviar a don Juan Cagliero y a don Celestino Durando a los lugares, de donde procedían las propuestas de mayor relieve, para observarlo todo e informar. Cayó sobre ellos la elección, porque aquel año les había dado el encargo de gestionar todo lo referente a la aceptación de nuevas obras. La proyectada vuelta, en la que quedó comprendida también Sicilia, no pudo realizarse hasta febrero de 1879. El Beato Padre no desplegaba toda aquella cautela solamente para las obras de los Salesianos. Entre verano y otoño, don Juan Cagliero había ido con don Bosco a Quargnento, en el distrito de Alessandria, porque quiso darse cuenta por sí mismo de las condiciones, en que se iban a encontrar las Hijas de María Auxiliadora, llamadas para atender el parvulario. Tres monjas fueron allí más tarde, el 21 de noviembre, guiadas e instaladas por su mismo director general, don Juan Cagliero. Fue el primer parvulario público, que abrieron las hijas de don Bosco. íCuántos rompecabezas habría podido ahorrarse don Bosco, si hubiera 1 Carta de A. Ferraris a don Bosco, Génova 27 de febrero de 1879. Este señor fue procesado algunos años mas tarde por la desaparición de más de diez milliones. (**Es13.562**))
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