Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es13.56**) el Beato, así que llegó a Roma, parecía que no estaba allí más que para los conceptinos. Entre otras cosas escribió un largo memorial para el Padre Santo, a quien quiso dar cuenta de los inconvenientes causados con el arreglo que se había preferido dar al Instituto, insistiendo en la necesidad de volver al primer plan. Hizo que don José Scappini y los otros dos leyeran el escrito, lo discutió ampliamente con ellos, y lo perfeccionó y retocó hasta que les pareció bien. El Papa estaba muy ocupado con el jubileo; numerosos obispos esperaban audiencia. Sin embargo, supo don Bosco que se quejaba de él porque no iba a hablarle de los conceptinos. <>cómo llegar hasta él?>>, se preguntaba a sí mismo, en carta a don Miguel Rúa 1. El 10 de junio tomó parte en una audiencia pública; cuando dio el Papa su vuelta ante el público y llegó a él, don Bosco le pidió unos minutos para hablarle privadamente y Pío IX le contestó: -Os oiré con mucho gusto; tened paciencia hasta que se calme la oleada de peregrinos y os pueda encontrar un instante de tiempo. Don Bosco presentó una instancia escrita solicitando una audiencia privada, pero en vano aguardó respuesta. Así las cosas, dado que no podía prolongar demasiado su estancia en Roma, y que no lograba presentar personalmente su relación al Papa, la entregó al Cardenal Vicario, para que se la remitiese en el tiempo y de la manera más oportuna. Y, sin esperar más, se volvió a casa. Eran dos las partes más importantes de esta relación: una, la enumeración de los males existentes en el Instituto de los Conceptinos; y la otra, la propuesta de medidas encaminadas a eliminarlos en lo sucesivo. De cinco cosas se lamentaba especialmente don Bosco: 1.° La falta de noviciado regular. 2.° La persuasión que había en los hermanos de que sabían gobernarse por sí mismos, aun cuando no tenían conocimientos ni experiencia de lo que es el gobierno de una sociedad religiosa. 3.° El excesivo número de superiores, que, al mandar cada uno por su cuenta, ((**It13.56**)) sin previo acuerdo, se estorbaban unos a otros. 4.° La ausencia de votos y la falta de preparación general para emitirlos; de donde nacían los altercados y amenazas recíprocas, la insubordinación contra los superiores, las deserciones del Instituto. 5.° En el caso de una eventual profesión religiosa, incertidumbre sobre el superior a quien hacer los votos y sobre las Reglas según las cuales se hacían. Cinco eran también las principales medidas que urgía tomar, si se quería poner remedio duradero: 1.¦ Establecer un noviciado, pero lejos 1 Carta del 8 de junio de 1877, desde Roma.(**Es13.56**))
<Anterior: 13. 55><Siguiente: 13. 57>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com