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((**Es13.559**) Excelencia: La anormal situación en que se encuentra la educación cristiana en esta santa ciudad, reclama la atención de todos los buenos católicos que la divina Providencia ha puesto en situación de ayudarla. A este fin la S. de N. S. Papa León XIII me autorizó a pedir a V. E. que tomase en consideración la adjunta memoria que se dirigió a Su Santidad. El sacerdote Juan Bosco y el teólogo Santiago Margotti están encargados de presentar esta carta a V. E., darle todas las aclaraciones que sean necesarias, y oír la respuesta que Dios inspire a su caritativo corazón para ayudar a tantos pobres muchachos, que, procedentes de distintas ciudades y de varias partes del mundo, pero abandonados a sí mismos, se encuentran en grave peligro de su honor y de su misma eterna salvación. Con la confianza de que se digne tomar en consideración esta respetuosa pero urgente petición, tengo el honor de profesarme, con la debida consideración. De V.E. Roma, octubre de 1878. En Roma monseñor Jacobini, secretario de los Breves, y otras caritativas personas se ocupaban con buena voluntad ((**It13.655**)) de la fundación de un colegio para aprendices, que estaría dedicado a San José. Monseñor había estado en Valdocco, quizás en julio, para hablar de la casa y el terreno donde establecerlo. La adquisición se podía hacer en condiciones equitativas. El edificio y el terreno colindante medían veinte mil metros cuadrados, fuera de la puerta Cavalleggeri; la superficie limitaba, por una parte, con la columnata de San Pedro y, por la otra, con la calle del Santo Oficio; llegaba hasta la Lungara y comprendía en su perímetro una colina sobre la cual se levantaba la casa. Algunos señores y monseñores parecían dispuestos a buscar el dinero para la compra. En los encuentros con el Secretario de los Breves, el Beato escribió de su puño y letra los artículos que deberían constituir la base de un convenio entre él y la comisión a crear, presidida por Monseñor y sostenida especialmente por el noble caballero Adolfo Silenzi. Este era el texto del documento: Monseñor Jacobini y el caballero Silenzi, conmovidos ante el triste porvenir que espera a los muchachos pobres y abandonados de la ciudad de Roma, sobre todo en el aspecto religioso, deseando cooperar a los esfuerzos de S. S. el reinante León XIII, para mantener a los hijos del pueblo lejos de las máximas protestantes, han determinado abrir una casa, es decir, un hospicio, cediendo la dirección y la administración interna a los socios Salesianos, dedicados exprofeso al bien de la juventud abandonada. El sacerdote Juan Bosco, por su parte y en nombre de la Pía Sociedad Salesiana de Bosco le pide que le envíe <>. Parece, por tanto, que el Cardenal mismo pusiera en ella la firma. (**Es13.559**))
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