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((**Es13.54**) tenido la dicha de poderle conocer, pero reconozco al Padre por las obras del Hijo>> 1. Y entendía referirse al director don José Scappini. El nuevo Superior sufrió muchas tribulaciones durante los dos primeros meses. Ya no se podían ocultar tantos desórdenes al público, el cual quedaba escandalizado. Hubo que despedir del Instituto a ocho hermanos y a unos veinte empleados. Extirpado lo peor de la cizaña, comenzóse a gozar algo de paz. Merece alabanza el hecho de que, para cada medida de esta clase, no movía una paja sin aconsejarse antes con el director espiritual don José Scappini. Pero iban apareciendo en el camino desagradables obstáculos que impedían al Instituto renacer y volver a florecer. Algunos hermanos, a través de cautelosos manejos con influyentes personalidades externas, creaban continuos estorbos so apariencia de celo. Monseñor Fiorani se dejaba llevar al retortero por un criado suyo, a quien prestaba demasiada fe, y por algún otro, que, aunque tenía buena intención, ((**It13.53**)) carecía de buen criterio y acababa por hacer ver lo blanco negro, proporcionando grandes disgustos al pobre don José Scappini. Este, por su parte, aunque sufriendo lo suyo, tenía que dar ánimos al hermano Monti, que, atribulado también, sólo encontraba apoyo en él. <>. No queremos dejar en el olvido una frase del Beato que resulta oportuno recordar aquí, aun cuando la profiriera en otra ocasión. Se la dijo al coadjutor Barale, cuya fiel cooperación tanto apreciaba el buen Padre. Preguntó un día Barale a don Bosco si, ante las graves dificultades del presente y las amenazadoras incógnitas del futuro, no pensaba deshacerse de la fábrica de papel adquirida en Mathi, y el Siervo de Dios le cerró la boca contestando resueltamente: -Cuando don Bosco ha puesto la mano en una empresa, no es hombre para pararse a mitad de camino. >>No es una prueba de ello el asunto de los Conceptinos? Habíase comprometido al famoso experimento contra su voluntad, si es lícito pensar así, pues juzgaba que era expediente ineficaz; pero se había comprometido y empeñado de aquel modo y desarrollaba en aquel sentido lealmente su actuación sin echar pie atrás, ni moderar la marcha ante las contrariedades que le venían del desacertado sistema y, al mismo tiempo, sin perder de vista la forma de solución que él creía 1 Véase Apéndice, doc. 3. 2 Véase Apéndice, doc. 4.(**Es13.54**))
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