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((**Es13.500**) la autoridad diocesana local, vuelvo a confirmarme con los sentimientos de mi distinguido aprecio, de V. S. Ilma. Roma, 20 de mayo de 1878. Afmo y s. s. A. Card. FRANCHI A don Bosco le apremiaba confirmar, aclarar y completar todo lo que había dicho en su carta al cardenal Franchi; por eso, al recibir esta última, respondió a ella antes que a la otra del cardenal Ferrieri. El se dirigía a los Cooperadores de la archidiócesis de Génova, no a los de Turín, de modo que no se le podían hacer cargos por su Ordinario local. Eminencia Rvma.: Suplico a V. E. Rvma. me permita unas palabras más de esclarecimiento y respuesta a la muy atenta carta que se dignó escribirme. Ignoro totalmente las cartas que nuestro reverendísimo Arzobispo haya escrito a otras sagradas Congregaciones, a mi cargo, sobre la misma cuestión. Téngase presente que no soy yo quien ha hecho competencia a nadie, sino que otros me la hicieron a mí, que ya hace diez años había comenzado públicamente la iglesia y el colegio de San Juan; que el Boletín Salesiano se imprime en Génova en el barrio de San Pier d'Arena en el hospicio de San Vicente, por cuenta y responsabilidad del Director de los huérfanos en él ((**It13.583**)) internados. Imagino que la autoridad arzobispal de Turín no quiere alargarse hasta allí, y recuerdo que el Boletín se envía solamente a los cooperadores o bienhechores salesianos de las distintas ciudades y lugares donde tenemos casas. Les damos a ellos informes de cuanto se hace, o mejor, de cómo se ha empleado su caridad. A pesar de ello, el número de éstos en Turín es bastante restringido, en razón de las oposiciones hechas por el superior eclesiástico; pero, queriendo prestar sumisión en todo a la autoridad y quitar todo pretexto, se aseguró al Arzobispo que, exceptuado el número en curso de impresión, en lo porvenir se hablaría de la iglesia de San Juan, mas sin decir palabra que pueda servir de monumento a Pío IX. Se prometió esto, a pesar de la oposición de los cooperadores salesianos, que ven injusta la prohibición de levantar un monumento de gratitud al fundador de su asociación. Si bien el Arzobispo manifestara su plena satisfacción ante tal condescendencia, sin embargo, no dejó de escribir a V. E. y a la Congregación de Obispos y Regulares, ocasionando quejas que hacen perder un tiempo que la conciencia obliga a dedicar a mayor gloria de Dios y bien de las almas. Ruego, por consiguiente, a V. E. tenga a bien poner bajo su poderosa protección a esta pobre congregación y escribir a nuestro Rvmo. Arzobispo que, cuando nazcan dificultades, me las diga; y que, cuando algo esté ya arreglado entre nosotros, >>por qué recurrir todavía, repetidas veces, a la Santa Sede? Ya hace varios años que, casi a diario, me veo obligado a dar aclaraciones a las reclamaciones que la autoridad eclesiástica hace a Roma a nuestro cargo; y esto resulta perjudicial para la naciente Congregación Salesiana que precisa mucho consolidarse, de acuerdo con la necesidad y las calamidades de nuestros tiempos. Dígnese compadecerme, si en la presente carta empleo expresiones poco reverentes. Pretendo únicamente (**Es13.500**))
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