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((**Es13.386**) No tengo dinero para el pago, pero si urgiese, estoy dispuesto a hacer un préstamo para favorecer al Ayuntamiento. Pero te ruego hagas presente dos cosas: 1.° Que, de mi propio bolsillo, ya he gastado sumas cuantiosas para mejorar el colegio. 2.° Que el que lo compre, no lo destinará a beneficio del pueblo, como desde hace tantos años lo hacemos y seguiremos haciéndolo en lo porvenir. Agradezco el ofrecimiento que me haces de intervenir en mi favor y con mucho gusto te encargo formalmente de ello. Tendré todo el cuidado posible de los dos hijos de Lanzo, Sperta y Castagno que me recomiendas. Para cualquier caso considérame siempre tuyo, Turín, 17 de febrero de 1877. Afmo. amigo JUAN BOSCO, pbro. Entretanto, se publicó un dictamen del Consejo de Estado, con fecha del 20 de abril de 1877, adoptado por el Ministerio de Instrucción Pública, en virtud del cual debían considerarse como nulos todos los convenios entre ayuntamientos y particulares o entes morales para la dirección y administración de las escuelas municipales, correspondiendo estas funciones a la exclusiva y directa competencia de los ayuntamientos. Era una medida engañosa para ir eliminando cada día más de la enseñanza primaria a las Congregaciones religiosas. En consecuencia, el Consejo provincial de enseñanza, en sesión del 17 de diciembre de 1877, aun declarando que no se oponía a que las escuelas elementales masculinas de Lanzo fuesen durante el año escolar en curso ((**It13.448**)) dirigidas todavía por los maestros ya nombrados, advertía, sin embargo, que, en virtud de aquel dictamen, el convenio entre el Ayuntamiento y el sacerdote Juan Bosco para el mantenimiento de dichas escuelas, debía cesar con el curso escolar ya empezado. Don Bosco, apoyado por el juicio de expertos abogados romanos, pues estaba en Roma por aquellos días, consideraba como cosa segura que un dictamen del Consejo de Estado no podía nunca anular contratos estipulados en las formas legales; por lo cual pensó, en un primer momento, hacer valer sus propias razones. En efecto, desde Roma, escribió a don Miguel Rúa sobre este asunto en los siguientes términos: Queridísimo Rúa: La carta adjunta es para el colegio de Lanzo: presentadla al caballero Alessio 1 y pedidle su consejo. 1 Abogado de don Bosco en Turín. (**Es13.386**))
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