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((**Es13.381**) señora y se lo encontraron; don Bosco aceptó, pero reservándose fijar él la fecha. Más tarde tuvo que escribirle el abogado para recomendarle un muchacho, un tal Clary, que llegó después a sacerdote y le preguntó si podía decirle cuándo tendría la suerte de recibirlo en su casa. El Beato le contestó: Queridísimo abogado: Quod differtur, non aufertur. No puedo decir cuándo, pero iré, y te lo comunicaré el día anterior, para que el cocinero tenga comodidad de preparar algún plato exquisito >>no es verdad? Don José Bologna arreglará lo de Chiari. Bendiga Dios tu familia y créeme en Jesucristo, Casa, 22-5-77. Afmo. amigo JUAN BOSCO, Pbro. La presencia de don Bosco en las casas adonde iba, siempre producía buenos resultados de caridad y ejemplaridad. Un día fue a comer a casa de la marquesa Durando. Estaban invitadas muchas señoras, que se presentaron de gran gala, ansiosas de entretenerse con don Bosco, pero iban vestidas algo libremente y tenían los brazos casi desnudos. El Siervo de Dios, nada más entrar, miró alrededor y dijo: -Yo creía que un sacerdote podía venir a esta casa con toda libertad. Pero las compadezco, se emplea tanta tela para faldas, que no queda para cubrir los brazos. Y así diciendo, se encaminaba hacia la puerta de salida. Las señoras se ruborizaron, suplicaron a don Bosco que se quedara y con chales y pañoletas se cubrieron como él quería. El Beato se quedó y les sacó de apuros con uno de aquellos sus donaires que tan familiares le eran. ((**It13.443**)) Los Directores de los colegios vecinos hacían lo posible por tenerle con ellos, con ocasión de fiestas; los invitados, a su vez, sabiendo que asistiría don Bosco, se consideraban felices por poder gozar de su amable conversación. Celebróse en Valsálice en 1878 una fiesta en la que se vio rodeado durante la comida de ilustres y doctos personajes. La conversación versó sobre matemáticas, se discutía un nuevo método de numeración, propuesto entonces por un excelente profesor. Don Bosco no hablaba. Al fin, casi en broma, los contendientes se volvieron a él. El Beato demostró que había seguido la discusión, porque, en un dos por tres, les hizo ver lo absurdo de la teoría discutida y expresó su parecer, en forma tan clara y persuasiva, que todos le aclamaron y alguno le (**Es13.381**))
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