Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es13.283**) a don Bosco en términos de afectuoso reconocimimiento 1. El Siervo de Dios no olvidaría las atenciones del benemérito abate. El grupo menor de misioneros dejó Sampierdarena dos días más tarde que los otros; lo escoltaba monseñor Ceccarelli, que, retrasó la salida con permiso de su Ordinario y volvía ahora a Argentina. Aún no hemos dicho por qué vivía él en América. Había nacido en Mantua; hizo los estudios en Roma, y, cuando acabó de doctorarse en teología y en derecho canónico, murió en Roma durante el Concilio Vaticano monseñor Escalada, predecesor de monseñor Aneyros. El joven sacerdote ofrecióse entonces para acompañar sus restos mortales a Buenos Aires y la Curia bonaerense compensó este precioso servicio, confiando a Ceccarelli la parroquia de San Nicolás de los Arroyos, una de las más importantes de la archidiócesis. Lo demás es cosa conocida. Cuando él llegó a Sampierdarena de regreso de su ciudad natal, el Beato ya estaba en Turín; pero le había dejado una carta escrita seguramente en latín, como acostumbraba hacer a veces por donaire y en señal de confianza, sobre todo cuando quería dar algún buen consejo. Esta es probablemente la razón por la que Monseñor le contestó en latín. Su carta es un documento del afecto y estimación que don Bosco sabía granjearse de cuantos trataban con él algún tiempo e íntimamente. Don Bosco era así: cuanto más se le conocía de cerca, tanto más se hacía querer. Y parece que, con la libertad de los santos, no escatimara al benemérito ((**It13.325**)) Cooperador Salesiano alguna paternal amonestación para bien de su alma. Así se lee entre líneas por la respuesta; era ésta una forma de caridad espiritual con la que el Siervo de Dios solía recompensar los beneficios que recibía 2. El grupito de monseñor Ceccarelli tenía que embarcarse en el buque Miño, del Correo real inglés, que tocaba Lisboa; por consiguiente pareció oportuno ir por tierra hasta Marsella y allí tomar un barco que navegase hasta la capital de Portugal. Pero, la brevedad del tiempo y el miedo a tener que aguardar demasiado la comodidad de aquel pasaje, les aconsejaron hacer el viaje en tren hasta Lisboa, después de una breve parada en Marsella. Entre peripecias, que no son para contar aquí y, después de una larga semana de viaje, llegaron felizmente a la meta. Deseosos de satisfacer la santa curiosidad de los lectores que ansían conocer todo lo que salió directamente de manos de nuestro Beato Padre, abriremos aquí un breve paréntesis para insertar cinco cartas 1 Bollettino Salesiano, enero de 1878. 2 Véase Apéndice, doc.28. (**Es13.283**))
<Anterior: 13. 282><Siguiente: 13. 284>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com