Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es13.271**) del Obispo de Buenos Aires, se abrió en esta misma ciudad una casa de estudios o de Noviciado para preparar a los alumnos para las misiones. En estos dos años los salesianos dieron misiones en las tierras próximas a los salvajes, y se obtuvieron buenos resultados, ya sea en las colonias que hacía muchos años no veían un sacerdote católico, ya sea entre los mismos indígenas, que acudían de buen grado a escuchar la palabra del Evangelio. Hecha esta primera prueba, había que llegar a la segunda, es decir, discurrir un medio para poder entrar de hecho entre los salvajes. Después de conferenciar varias veces con monseñor Aneyros, Arzobispo de Buenos Aires, se convino en que era indispensable activar cuanto antes misiones en algunos puntos más próximos a los salvajes. Se podría comenzar por muchas partes; los mismos caciques se muestran ahora benévolos, y piden misioneros; pero los sitios que ofrecen esperanza más fundada ((**It13.310**)) y son considerados como los menos peligrosos son los de Santa Cruz y Caruhué. Caruhué es un punto donde hay una naciente población con guarnición de soldados, construida en 1875 en la frontera recientemente erigida por la República de Buenos Aires a fin de tener a raya a los salvajes pamperos que, so pretexto de comerciar, hacen continuas incursiones de exterminio contra los argentinos. Este es el punto más avanzado por occidente hacia los indios, pues está situado entre los grados 37 y 20 de latitud meridional y el grado 5 de longitud occidental del meridiano de Buenos Aires. Santa Cruz es una pequeña colonia en la punta extrema de Patagonia en el estrecho de Magallanes, en el grado 50 de latitud. Es un lugar de comercio, donde los patagones suelen juntarse para cambiar algunos de sus productos con los forasteros y recibir en recompensa comestibles y bebidas muy apetecidas por aquellos salvajes. Un hospicio, una casa de Misión, establecidos en estos dos lugares parecen oportunísimos para conservar la fe en los que ya la hubiesen recibido, para ponerse en relación con los indígenas, albergar y educar a sus hijos y así avanzar hacia las tierras que ellos habitan. Es verdad que son muchos los gastos ya hechos y los que hay que hacer al presente. Se trata de una expedición de cuarenta nuevos misioneros, para unirse a sus compañeros y trabajar en la mies que se presenta cada vez más abundante en aquella vasta región del campo evangélico. Sin embargo, se espera que no faltará la piedad de los fieles. La misma obra de la Propagación de la Fe está dispuesta a ayudarnos, pero, según derecho, desea que estas misiones sean aprobadas por la Santa Sede como está declarado en la carta del Presidente del Consejo Central de Lyon, que acompaño en su original. Por lo tanto, con el único fin de promover la mayor gloria de Dios y emplear las endebles fuerzas de esta Congregación para dilatar el reino de Jesucristo, suplico humildemente a V. E. se digne conceder la sanción a estas dos misiones a confiar a los salesianos en la persona del teólogo Juan Cagliero. El ha fundado nuestras casas de América, abrió cinco iglesias al culto divino en aquellas tierras, ha estudiado y visitado las localidades de que se trata. De este modo quedarán fundadas dos misiones, que bendecidas por el Señor y protegidas por la Santa Sede, ofrecen la esperanza de un feliz porvenir para los salvajes pamperos y patagones. Pero, mientras yo pongo todo en manos de la iluminada prudencia y sabiduría de V. E., suplico, por cuanto sé y puedo, me ayude con la obra y el consejo a superar las dificultades que en esta gestión puedan encontrarse. Con profunda gratitud y con el máximo respeto tengo el alto honor de profesarme, De V. E. Rvma. Atto. y s. s. JUAN BOSCO, Pbro. (**Es13.271**))
<Anterior: 13. 270><Siguiente: 13. 272>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com