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((**Es13.25**) y desconchadas, que hay que andar con cuidado para no tropezar. Por eso, mientras yo me acercaba, el Padre Santo, que sabe que soy ((**It13.19**)) corto de vista, me dijo: -Venid despacio; pasad por aquí, que ahí hay un tropiezo. Don Bosco escribió sobre esta singular audiencia en términos muy singulares a don Miguel Rúa el día siguiente, 22 de enero: <>. En la primera audiencia el Papa le sorprendió con una broma que nos da pie para aclarar la actitud de don Bosco con respecto a una salebrosa quaestio (peliaguda cuestión). Frecuentemente la agudeza mental de Pío IX le sugería ciertas ocurrencias, condimentadas de sabrosa ironía, y que encerraban saludables amonestaciones. Así, pues, dijo a don Bosco: ->>Os habéis enterado ya de que tenemos once mandamientos? Don Bosco hizo un ademán de sorpresa y siguió diciendo el Papa: -Quien diga que están prohibidas las obras de Rosmini, peca gravemente. Pero este mandamiento se hizo sin mi conocimiento. >>Qué decís vos a esto? -Yo, contestó don Bosco, creo que por lo menos no obligará, ímientras Vuestra Santidad no lo haya aprobado! -Sin embargo, siguió diciendo el Papa, lo han hecho sin contar conmigo en Turín. Con esta salida quiso el Papa aludir a una amonestación publicada en el calendario diocesano de Turín. La Sagrada Congregación del Indice, el 20 de junio de 1876, en carta dirigida al Arzobispo de Milán, donde había vuelto a encenderse la controversia a favor y en contra del filósofo de Rovereto, había renovado el precepto <>. Así decía textualmente el mencionado rescripto. Apelando a esta disposición, ((**It13.20**)) dicho calendario comentaba: <>.(**Es13.25**))
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