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((**Es13.228**) debe tomar ninguna parte especial. Si obra así, le quedará tiempo para ejecutar lo que yo creo no he inculcado nunca suficientemente. El director, por cuanto pueda, visite la casa todos los días, vea la marcha de todo, sepa todo lo que se hace. En algunos lugares no parará, en otros no dirá nada, pero pase por todas partes, por la cocina, por los comedores e incluso por la cantina y por las habitaciones. Si se hace así, nunca podrá arraigar en la casa ningún desorden y se evitarán muchos inconvenientes. 2.° No teníamos un reglamento fijo. Se hizo un primer reglamento; pero era para los aprendices que iban a trabajar fuera de casa. Tan pronto como se comenzó a practicarlo bien, al verse su gran necesidad, se establecieron los talleres internos. Se adaptó el reglamento a este fin; pero sobrevino la necesidad de tener estudiantes en casa y hubo que volver a cambiar y adaptar el reglamento a esta nueva circunstancia. Estaba ya en vigor este cambio y he aquí que se impuso la necesidad de abrir colegios separados para estudiantes. Ahora se presenta otra, y es la de los seminarios que se nos confían. Otra más nos espera ya ((**It13.259**)) y es la de las colonias agrícolas que se nos proponen. Al no poder tener un reglamento preciso, estable y pormenorizado, sucedía que se descuidaban algunos puntos, aun de importancia; pero ahora puede decirse que las cosas se encuentran en su estado normal. Procuren todos observar bien su parte; y véase también cómo hacer para que los demás observen bien la suya y las cosas marcharán sin inconvenientes. Ya hace mucho tiempo que muchas personas, y algunas de éstas muy influyentes, me hacían observar que se obtendría un resultado más seguro, no extendiéndome tanto, sino consolidando más las cosas existentes. Nadie mejor que yo veía ciertos desórdenes e inconvenientes que procedían de la escasez extraordinaria de personal, causada por extendernos a muchas cosas; pero, por otra parte íse veían tantas y tantas almas camino de la perdición y sin nadie en absoluto que cuidara de ellas! Además, también tenía ante mis propios ojos los desórdenes que vendrían, si no hubiese habido entre nosotros un trabajo continuo e intenso. Por consiguiente, se creyó necesario ir adelante de la manera que habíamos comenzado. Con esto me proponía, además, rendir homenaje a las palabras de Pío IX, el cual, al proponerle esta dificultad, me animó a ir adelante y me dijo precisamente: -Cuando tengáis un buen sacerdote o un buen clérigo, con el que podáis hacer cálculos o del que os podáis realmente fiar, id en hora buena a abrir una casa. Y al hacerle observar que en tales casas los jóvenes no solían ser bastante disciplinados y se hacían algo indóciles, contestó: -Si no hacéis novicios, no importa; haréis buenos cristianos, instruidos en la santa Ley de Dios. Los cooperadores salesianos y el <> Conferencia 4. ¦ Una buena parte de esta conferencia versó sobre la asociación de los cooperadores salesianos, de los que hemos tratado ampliamente en el capítulo cuarto del undécimo volumen, y en torno al Boletín Salesiano, destinado a ser el órgano de los Cooperadores. Volvemos a exponer brevemente la historia de esta publicación que pronto adquiriría gran popularidad. (**Es13.228**))
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