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((**Es13.216**) hecho mucho más breves, hasta reducirlas quizá a una quinta parte; porque, para aprobarlas, en Roma no acaban nunca de discutir cada una de las palabras allí escritas, y lo demás no lo miran tanto. A las Congregaciones romanas se presenta el reglamento orgánico; lo que pertenece a la práctica, se deja a nuestro cuidado. Ahora bien, en este Capítulo se ha de tratar especialmente de la práctica. Hay ahora una cantidad de prescripciones que todavía no se practican; es más, ni se sabe siquiera que estén contenidas en las Reglas. Por consiguiente, se explicarán éstas con precisión y se indicará la manera de observarlas. Cuando estuvo terminado el esquema de las propuestas, mandó imprimir un número discreto de ejemplares, que envió en el mes de julio a los directores, para que los repartiesen a los hermanos; invitaba a todos a estudiar las cuestiones allí consignadas y a formular cada uno sus propias observaciones, que después se recogerían y clasificarían por materias, a fin de remitirlas durante el Capítulo a las comisiones, que se encargarían de discutir los diversos temas. A su esquema antepuso don Bosco estas advertencias: En el capítulo sexto, artículo 3.°, se establece que cada tres años hay que celebrar un capítulo general, al que compete la facultad de tratar y proponer todo lo que pueda ser útil a los socios en particular o a la Congregación en general. Habiendo transcurrido ya tres años desde nuestra definitiva aprobación, es un deber que se notifique y celebre este capítulo. Deberán tomar parte en él los directores y los prefectos de todas nuestras casas, salvo que la distancia o alguna otra razón no haga ((**It13.245**)) imposible la venida a alguno. Y como éste es el primer capítulo general de nuestra Congregación, interesa ciertamente a todos los socios industriarse, para que se obtengan todas las ventajas que pueden contribuir al bien común. Este capítulo será convocado en Lanzo, antes o después de los ejercicios espirituales. El será como el reglamento práctico de nuestras Constituciones; por esto los directores, los ecónomos o prefectos con los capítulos de las respectivas casas deben tener conocimiento preventivo de lo que se va a tratar, a fin de preparar las añadiduras y las reflexiones que se consideren oportunas. Por tanto, cada Director comunicará estos esquemas a cada uno de los miembros del capítulo de su casa, recomendará y dará oportunidad a cada uno para estudiar las materias propuestas. Los prefectos fueron invitados como simples consultores y también para dar al Capítulo la máxima solemnidad posible; pero, llegado el momento práctico, se vio que, dada la ausencia de los directores, los prefectos no se podían alejar de las casas, por lo cual don Bosco determinó que éstos serían convocados y oídos en otra ocasión, para tratar ciertas cuestiones de su competencia, cuando acudiesen a los (**Es13.216**))
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