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((**Es13.21**) conquistarle en Australia, en la India, en China y que, por esto, necesito que todos crezcan en edad, ciencia y virtud y lleguen pronto a ser grandes e intrépidos misioneros para convertir al mundo entero. Dios os bendiga a todos. Créeme en Jesucristo Turín, 18 de diciembre de 1876. Afmo. amigo JUAN BOSCO, Pbro. Con la salida de don José Scappini de aquel colegio se pudo palpar con evidencia el efecto del método educativo enseñado teórica y prácticamente por don Bosco. Los muchachos lloraban y se produjeron escenas conmovedoras. Y eso, a pesar de que don José Scappini no era en modo alguno un superior de manga ancha, que por su carácter tendía a la severidad, y que, en razón de su cargo, debía desempeñar los papeles odiosos. A pesar de ello, se pudo ver en aquella circunstancia lo mucho que los alumnos le querían. Un superior que exige el cumplimiento del deber, templando el rigor de la disciplina con la caridad y la dulzura, se gana siempre el corazón de los muchachos. Los viajeros llegaron a Roma, después de un viaje felicísimo, a eso de la una y media de la tarde del día siguiente. El señor Alejandro Sigismondi, como de costumbre, los llevó a su casa. Después de la comida, don Bosco fue, en compañía del señor Alejandro, al palacio Caffarelli para visitar a monseñor Fiorani, comendador del Espíritu Santo, al tiempo que el secretario y don José Scappini ((**It13.15**)) iban a hospedarse en el Hospital. Don Bosco se hospedó en casa del señor Alejandro. Don Joaquín Berto nos presenta en su diario muy escuetamente toda una serie de actuaciones que nos dan la impresión de que el Siervo de Dios aprovechó de veras el tiempo durante el mes de su estancia en Roma. Ciertamente nos gustaría saber algo de lo que hizo y dijo en sus muchas visitas a prelados, en las recepciones de personas amigas, y en las conversaciones con hombres distinguidos, eclesiásticos y seglares; pero, puesto que no se nos pone a la mesa más abundante banquete, contentémonos con las migajas. Tras la primera visita de cortesía, el Beato conferenció varias veces más con monseñor Fiorani, a quien normalmente acompañaba su auditor. La conversación giró ante todo en torno a la manera de cómo incorporar los Conceptinos a los Salesianos o al menos uniformar las constituciones de los unos con las de los otros. Después, hizo Monseñor que se escribieran las conclusiones que debían servir de base y las envió a don Bosco, para que <> pudiese ver(**Es13.21**))
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