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((**Es13.177**) Nuestra Señora de las Gracias. Todos los habitantes de Nizza recuerdan todavía los tiempos en que aquel lugar bendito era el convento de unos santos monjes que, con la austeridad de vida y el fervor de la asidua oración, imploraban las bendiciones del cielo sobre el pueblo cristiano. La iglesia, abierta al culto público y lmente atendida por los monjes del convento, era un refugio pacífico de piedad, adonde iban muchos a consolarse en las angustias de la vida y no pocos volvían a encontrar el camino de la salvación que habían perdido. Mas, una vez dispersados los monjes por los acontecimientos políticos, la iglesia y el convento se vendieron y se dedicaron a usos profanos, a almacén de vino. La profanación del santo lugar causó amargo pesar al corazón de los fieles, que pedían unánimemente la reparación a la piedad y muchas personas devotas lo solicitaban con votos y plegarias. Fue entonces cuando, animado por piadosos y distinguidos eclesiásticos y seglares, me dediqué a la empresa y, de acuerdo con el Obispo de la Diócesis y con los religiosos y previa licencia de la Santa Sede, adquirí el convento y la iglesia y ahora se está haciendo la restauración para devolverla cuanto antes al culto divino. La iglesia tendrá sacerdotes, de suerte que los fieles podrán cumplir en ella sus devociones y el convento ((**It13.198**)) se transformará en una casa de educación, que servirá de ornamento a la ciudad de Nizza y ofrecerá a los padres un medio fácil para educar a sus hijas en la ciencia y la piedad. Mas, para llevar acabo esta empresa, se necesitan grandes gastos, puesto que el inmueble costó treinta y dos mil liras y sólo se ha pagado la mitad. Además, para llevar a efecto las reparaciones, proveer de enseres y muebles, faltan totalmente los medios indispensables. Todos saben que el pobre que esto escribe no se lanzó a la obra más que confiando en la Providencia del Señor y en la piedad de los que se interesan por las obras útiles a la religión y a la sociedad civil. Además del dinero se acepta toda suerte de materiales para construcción, muebles, lencería, madera para construir y para la cocina y calefacción y cualquier otra cosa que pueda contribuir al fin mencionado. Mientras se agradecen los grandes donativos, se reciben también con gratitud los pequeños, pues el Señor tiene en buena cuenta lo mismo el óbolo de la viuda que las grandes limosnas del rico. Para recibir estos donativos, se ha formado en Nizza una comisión, constituida por las caritativas personas del reverendo Bisio, Vicario de San Juan, el topógrafo Luis Terzani y el señor Berta. En Turín, el abajo firmante. En los pueblos de la diócesis de Acqui se recomienda humildemente la obra al celo y caridad de los reverendos señores curas párrocos, a quienes se ruega tengan la bondad de encaminar y recibir cualquier donativo y hacerlo llegar al abajo firmante o bien al reverendo señor Bisio, por el medio que estimen más oportuno. Celebro poder asegurar a todos los beneméritos donantes la bendición apostólica del nuevo Pontífice reinante, León XIII, el cual, con fecha 23 del pasado febrero, se dignaba de muy buen grado otorgarla. Por mi parte, a más de mi sincera e inalterable gratitud, les aseguro el cordial ofrecimiento de las oraciones, misas y demás actos religiosos, que cada día se harán en la iglesia y en el convento indicados, y así, impetrar copiosas bendiciones del cielo sobre estos bienhechores. Con ánimo agradecido tengo el honor de poderme profesar de V. S. Turín, marzo de 1878. seguro servidor JUAN BOSCO, Pbro. (**Es13.177**))
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