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((**Es13.174**) su colaboración en las misiones de América. A punto de morir, en 1884, y deseando que sus bienes fuesen a parar a una Congregación, que tuviese misioneros allí, donde él había alcanzado honestamente una buena situación económica, constituyó a don Bosco heredero universal de sus bienes. Al mismo tiempo seguían su curso ante la Sagrada Congregación de Obispos y Regulares las acostumbradas negociaciones para obtener las necesarias facultades. Don Bosco presentó al Padre Santo una súplica, con un breve informe de las vicisitudes sufridas por el convento de los capuchinos. La Sagrada Congregación, tras la relación favorable del Ordinario diocesano y el voto favorable del Procurador General de los Capuchinos, emitió un Rescripto el 14 de septiembre por el que encargaba al señor Obispo concediese a don Bosco la facultad pedida, previa declaración escrita del mismo, por la que, ante un eventual regreso de los antiguos propietarios, devolvería a la Orden de los Capuchinos convento e iglesia, a condición evidentemente de que se le indemnizase de los gastos realizados, declaración que debería guardarse en los archivos de la Curia episcopal de Acqui. A lo que don Bosco obedeció, de acuerdo con su deber. También en esto dio pruebas el Beato de extremada delicadeza. Aunque tenía diversas razones para creer que no le podía faltar la formalidad de la aprobación de Roma, no hizo caso a las incitaciones de algunos interesados, sino que declaró que no se firmaría la escritura antes de estar en posesión del Rescripto de la Sagrada Congregación. En este sentido contestó a la señora Lansetti, que trataba con él en nombre de su compañero el señor Esteban Lansetti, principal accionista y representante de la Sociedad Enológica. ((**It13.195**)) Muy apreciada señora: Con razón insiste V. S. en que se acabe de arreglar el contrato de la casa de Nizza Monferrato, y yo no sé qué responder. Aguardo día tras día la facultad que me es indispensable. Ya se pidió el parecer al Obispo de Acqui, el cual lo envió ensegunda en sentido favorable. Hoy mismo escribo, por segunda vez, a la Congregación de Obispos y Regulares y, si V. S. tuviese allí por acaso a alguien a quien poder rogar que vaya a dar prisa, me haría un gran favor. De todos modos, pasado este mes, encontraremos el medio para hablar y determinaremos cuanto pueda hacerse para evitar perjuicios y obrar en conciencia. Tenga a bien creerme con todo aprecio De V. S. Turín, 25 de agosto de 1877. Su seguro servidor JUAN BOSCO, Pbro. (**Es13.174**))
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