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((**Es13.150**) navegaban aguas arriba del Paraná contemplaban desde lejos su blanca mole, entre la oscura mancha de las plantas, y recibían una impresión de serenidad y paz. Pero las obras de construcción habían dejado tras sí la cola de los acostumbrados fastidios: bâtir c'est pâtir (construir es sufrir). <> 1. El señor Benítez seguía siendo el buen amigo de los salesianos, siempre lleno de afectuosa veneración a don Bosco, de cuyos éxitos se regocijaba como de cosa suya. Cuando supo que se iba a abrir el colegio en Villa Colón, el venerando octogenario se alegró con él, y le escribió una carta en el latín de sus años mozos, alegrándose al mismo tiempo de los progresos que veía hacer ante sus ojos el colegio de su patria; y, por medio de monseñor Ceccarelli, envió al Beato otra carta en castellano, escrita con el corazón en la mano, en la que no sabríamos que más admirar, si su afecto filial a don Bosco y su fraterna cordialidad con los salesianos o la humildad sencilla y conmovedora del Cooperador, que dice: <>, y hace votos para que se ofrezcan en el futuro ocasiones, en las que él pueda ser más útil que en el pasado. Hasta el 14 de mayo no pudo don Bosco responder a la carta latina y lo hizo también en la lengua del Lacio y, al tiempo que, con viva gratitud, recordaba sus beneficios, le exponía con la mayor confianza las graves estrecheces que tenían en un brete a don Francisco Bodrato en Buenos Aires, recomendándole a su caridad 2. El Siervo de Dios dio aviso de su recomendación al padre Bodrato, para su norma y aliento. ((**It13.167**)) Mi queridísimo Bodrato: Bueno será que te prevenga de una carta que acabo de escribir al señor Benítez. Le recomiendo en ella tu situación y, mientras le agradezco lo que ha hecho y hace por nosotros, le ruego ponga su mirada caritativa en los sacerdotes de la iglesia de la Misericordia, que no viven más que de las limosnas de los fieles. Esto sólo para tu norma, por si te preguntaran sobre el particular. Dices que tenéis muchísimo que hacer; lo sé y quisiera acudir en vuestra ayuda. Tal vez pueda consolarte saber que aquí estamos tan agobiados con las ocupaciones que ya no sabemos por dónde empezar y dónde acabar. Hace varios meses que me siento al escritorio a las dos de la tarde y me levanto a las ocho y media para ir a 1 Carta de don José Fagnano a don Bosco. San Nicolás, 2 de marzo de 1877. 2 Véase: Apéndice, doc. n.° 18 (a, b, c). (**Es13.150**))
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