Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es13.144**) Dios nos bendiga, un cordialísimo saludo a todos y ruega a nuestros queridos muchachos que comulguen pidiendo por mi salud y me darán un gran alegrón. Yo rezaré por ellos. Afmo. en Jesucristo JUAN BOSCO, Pbro. P. D. Monseñor Alimonda es Obispo de Albenga; óptima elección para nosotros. En Alassio tuvo don Bosco uno de aquellos encuentros, en los que brillaba su prudencia. El reverendo Sciorati, profesor de filosofía en el liceo de Génova, y otros colegas suyos tenían ((**It13.159**)) una pésima impresión sobre el colegio de Alassio; en consecuencia los alumnos que se presentaban allí a exámenes de preuniversitario eran tratados con extremada severidad y casi con acritud. El director, don Francisco Cerruti, fue a Génova para disipar las prevenciones e invitó a Sciorati a que fuera a Alassio para examinar a los alumnos. Sciorati aceptó. Era un sacerdote liberal, de conducta poco edificante. Fue, pero vestido de seglar. Al llegar allí y enterarse de que acababa de llegar también don Bosco, quedó algo desconcertado y sintió la necesidad de dar explicaciones a don Francisco Cerruti. -íCompréndalo!... He venido vestido de seglar... para mayor comodidad en el viaje... para evitar posibles insultos... Y, mientras decía esto, llegó a la presencia de don Bosco. El Beato, que había reconvenido muchas veces a cualquier sacerdote que no llevase sotana, entonces no dijo nada; fue muy cortés con él y le tributó su estimación y respeto; tanto que Sciorati se conmovió y entusiasmó, y jamás olvidó aquel primer encuentro. Al año siguiente y otras veces más volvió como amigo, pero siempre con hábito talar. Don Francisco Cerruti advirtió que parecía cada vez mejor y que celebraba regularmente y con devoción la santa misa. Acabó sus días de manera verdaderamente sacerdotal. Un solo aviso le habría irritado o desalentado; pero, el proceder prudente de don Bosco produjo en él un saludable cambio. En el Oratorio ya casi no resistía el Beato las confesiones de los muchachos; le costaba incluso levantar la mano para dar la absolución. Pero el cansancio físico no le impedía dar audiencias durante buena parte de la mañana, ni estar sentado largas horas al escritorio por la tarde y menos aún trabajar con la mente. Precisamente entonces estudiaba la manera de dar vida a una publicación periódica, que ya había proyectado tiempo atrás, a saber: el Boletín Salesiano. (**Es13.144**))
<Anterior: 13. 143><Siguiente: 13. 145>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com