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((**Es12.453**) Yo les bendije conmovido y les dije: -íAnimo, ofrezcamos a Dios esta separación, y marchad! Pero cada uno quería decirme todavía algo y no acababan nunca. Lo que todos estuvieron de acuerdo en decirme y repetirme, fue: -Diga a todos, y especialmente a nuestros compañeros del Oratorio, que nosotros vamos a América sin presión alguna, por nuestra propia y espontánea voluntad; y con el consentimiento de nuestros Superiores. Somos nosotros quienes hemos pedido partir. No vamos por capricho, sino con el único fin de hacer la voluntad de Dios, y para salvar nuestra alma y la del prójimo. Anime a nuestros muchachos a seguirnos, si Dios los llama a este estado. Allá aguardaremos a los que quieran venir a ayudarnos. Después nos separamos. Unos se embarcaron en Génova, como os he dicho, los otros diez tomaron el tren, pasaron el Mont Cenis y esta noche siguen viaje hasta Burdeos. Allí se embarcarán pasado mañana para Montevideo. Aún tendría muchas más cosas que contaros, de Sampierdarena y del barco; mas para no cansaros y decíroslo todo esta noche, os contaré más el próximo domingo 1. El primer pensamiento del Siervo de Dios, apenas llegó a Turín, fue enviar al Papa una carta, que debió escribir al día siguiente. La hemos citado en su mayor parte en estas últimas páginas. Ahora viene al caso traer su encabezamiento: <((**It12.535**)) de los misioneros salesianos. Llenos de la mayor satisfacción por haber tenido el alto honor de saludar al Vicario de Cristo y recibir la bendición apostólica, partieron jubilosos para América del Sur, asegurando que doquiera vayan proclamarán la bondad y la clemencia del Supremo Jerarca de la Iglesia, profesándose en cualquier caso hijos devotos de la Santa Madre Iglesia, siempre dispuestos a dar la vida misma por la santa religió n católica, la única que puede salvar al hombre>>. La brevedad del tiempo y los muchos quehaceres habían impedido a don Bosco en Roma pedir para los nuevos misioneros las facultades concedidas en 1875 a los de la primera expedición, implícitas en la declaración oficial de su condición de misioneros apostólicos. Pensó en ello unas semanas después de su regreso y se lo escribió a monseñor Ludovico Jacobini, secretario de la Sagrada Congregación de Propaganda. Pidió al mismo tiempo ornamentos y vasos sagrados para las iglesias abiertas o por abrir en América. Excelencia Rvma.: Hace ya unas semanas pregunté a S. E. el Cardenal Prefecto de Propaganda a quién podía yo acudir para el despacho de los asuntos concernientes a los misioneros Salesianos en América, y su Eminencia se dignó nombrarme a V. E. con la esperanza 1 No hemos encontrado rastro de una segunda plática sobre este tema. (**Es12.453**))
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